La familia Puig, ¿el modelo que inspira el nuevo Barça?

La cruda realidad económica del FC Barcelona mantiene abierto, desde hace meses, el debate sobre la propiedad del club. Con un pasivo bruto de 1.200 millones de euros --la deuda neta es de 552 kilos--, el sistema de gobernanza tradicional de un Barça en manos de sus socios, al menos sobre el papel, se encuentra en jaque. ¿Es conveniente un cambio de modelo en el futuro? Naturalmente todo dependerá de la inflación, los obstáculos financieros que encuentre la entidad en el camino y, sobre todo, de la gestión que efectúe tanto la directiva de Laporta como las venideras.

Si uno coge un telescopio y mira por la ventana --como quien busca nuevos planetas habitables--, encontrará compañías con tesituras semejantes a las del FC Barcelona. Distintas fortalezas y debilidades, pero soluciones parecidas en su particular ecosistema. Un espejo en el que mirarse es el de la familia Puig.

La dimensión paralela de la familia Puig

Para adaptarse a los nuevos tiempos que corren y seguir acumulando beneficios, la compañía catalana de moda y perfumes reorganizó meses atrás su estructura con la creación de una sociedad anónima, Puig Brands SA. Un movimiento que le permite salir a bolsa, reforzar el peso de los vocales independientes en su consejo de administración y que, en definitiva, le abre un abanico de posibilidades que no eran factibles en calidad de sociedad limitada.

En la actualidad, el consejo de la empresa Puig Brands SA está compuesto por catorce consejeros. El pasado mes de abril abril, el grupo incorporó a su máximo órgano de dirección a tres nuevos ejecutivos con especialidades en perfumería, gran consumo y capital riesgo: Ángeles García-Poveda, Christine A. Mei y Nicolas Mirzayantz, todos ellos como consejeros independientes. Con los nuevos fichajes, el grupo ha ganado en profesionalización y el peso de la familia en el consejo ha bajado hasta el 35%, aunque el cambio ha servido para que los beneficios crezcan un 70%.

Un cambio de narrativa similar al del Bayern

La compañía, propietaria de marcas de moda como Carolina Herrera, Jean Paul Gaultier, Paco Rabanne y Nina Ricci, ha engordado su tamaño a golpe de talonario y ha cambiado una narrativa de negocio que se asemeja ahora a la de otros grupos como L’Oréal. Si trasladamos la comparativa al mundo del fútbol, se trata de una variación en el modelo de sociedad que no tiene por qué ser drástica, sino progresiva. Un ejemplo es el del Bayern Múnich: el 75% de la propiedad pertenece a los socios, mientras que el otro 25% se divide entre tres multinacionales: Adidas, Audi y Allianz.

El modelo híbrido del Bayern Múnich con sus tres socios principales REDES

La sociedad encargada de la gestión deportiva es la denominada FC Bayern München AG, el 75% de la cual es de los socios y aficionados. Audi, Allianz y Adidas se reparten un 8,33% cada una. El modelo híbrido se inició en 2001, y ha permitido al club mantenerse en la élite como uno de los más rentables del panorama internacional.

¿Está listo el barcelonismo para el cambio?

Que ese modelo híbrido funcione en un hipotético Barça SAD dependerá, en buena medida, de que se den una serie de condicionantes. Para empezar, tendría que haber marcas potentes que garanticen fidelidad, raíces e inversión directa en el club. En el caso del Bayern las compañías Adidas, Allianz y Audi son empresas con sede en Baviera, con una tradición instaurada desde hace décadas a nivel de cooperación con la entidad. En el FC Barcelona, tres marcas fuertes de Barcelona o cercanías deberían realizar una apuesta similar a largo plazo. Algo complicado, sobre todo a nivel de volumen de facturación, pero no imposible.

La asamblea de compromisarios del Barça aplaude a Joan Laporta tras su discurso FCB

La entrada de capital y socios externos no tendría por qué implicar una pérdida de esencia y sentimiento culé. También podrían tomar parte empresas extranjeras en ese porcentaje, aunque la proximidad, el ADN y las raíces catalanas se antojan factores clave para que el proyecto evolucione. Otro aspecto crucial es que, en el seno azulgrana, a día de hoy la masa social probablemente no esté mentalizada para un cambio de modelo tan sustancial. Por tradición, incertidumbre, miedo o una unión de todos los elementos en órbita. El debate, en cualquier caso, sigue abierto. Y así continuará hasta que el club salga económicamente de la UCI... Si es que algún día lo consigue.