Uno de los objetivos planteados por la dirigencia de Gianni Infantino en la FIFA es la implementación total de una norma que permita regular el trabajo de los agentes de fútbol. La medida en cuestión supuso una respuesta contundente de los representantes, quienes se mostraron en contra por los cambios sustanciales que trae consigo esa reglamentación. En este sentido, el TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo) se ha posicionado del lado del organismo de fútbol internacional en su plan de aplicar ese nuevo marco regulador.
La propia FIFA ha celebrado la decisión del TAS a través de un comunicado, en el que detallan que "se confirman la legalidad, validez y proporcionalidad plenas del Reglamento de la FIFA sobre Agentes de Fútbol (RFAF)". Se trata de la primera evaluación que recibe el organismo presidido por Infantino con respecto a la normativa en cuestión, la cual establece entre sus principales cambios la transparencia en las comisiones y la limitación de los honorarios, así como otros puntos que suponen un cambio enorme a los representantes de fútbol.
Los cambios en las comisiones y honorarios
La intención de la institución es combatir uno de los principales problemas en el fútbol: las comisiones. Esos pagos a los agentes han significado una gigantesca polémica, debido a la poca claridad que existe con respecto al dinero que reciben por parte de los diferentes clubes en el mundo, sobre todo en Europa. Desde hace años que varias agencias de representación se encuentran bajo la lupa, como es el caso de las lideradas por Jorge Mendes, Pini Zahavi o la de la familia de Mino Raiola.
Con la implementación de la normativa, dichas transferencias deberán realizarse a través de la Cámara de Compensación de la FIFA con el objetivo de garantizar la transparencia financiera, siendo una de las medidas más contundentes. También se pretenden limitar los honorarios que reciben los agentes. En este sentido, el organismo del balompié internacional argumenta que dicho punto servirá para "proteger la integridad del fútbol y el funcionamiento del sistema de traspasos".
Pini Zahavi en el palco del PSG junto a Nasser Al-Khelaifi / EFE
Hay que recordar que esos no son los únicos cambios que establecen dentro de la reglamentación. Otro de los apartados a destacar es que a partir de ahora no podrá existir la representación múltiple, lo que ha causado cierto disgusto en la Asociación Española de Agentes de Futbolistas (AEAF). Tampoco hay que pasar por alto la obligación de realizar un examen para tener una licencia que permita ejercer en ese sector, aunque esto solamente aplica para los representantes que empezaron a trabajar desde 2015 en adelante.
La posición de los agentes españoles
La postura de la AEAF ha sido bastante clara con respecto a rechazar la reglamentación de la FIFA. Pedro Bravo, presidente de la asociación en cuestión, reconoció hace un mes a Culemanía que tomaron la decisión de impugnar la normativa por considerar que se trata de una "ilegalidad". Son varios puntos los que generan rechazo en el sector, pero en el que más inciden es sobre compartir la información sobre el dinero que reciben en términos de comisiones y honorarios.
"¿Por qué no publican ellos lo que ganan? Eso no está permitido", alegó Bravo, que además expuso que "la RFEF no va a publicar los salarios que ganamos, porque no está permitido en el marco legal". Un choque bastante sustancial con respecto a lo que pretende la FIFA. De igual forma, la AEAF también se ha mostrado en contra de la obligación de realizar las pruebas para las licencias al considerar que "no se puede hacer con carácter retroactivo y la imposibilidad de la representación múltiple.
Pedro Bravo, presidente de la Asociación Española de Agentes de Futbolistas
El dirigente de la AEAF señaló que trataran de llevar el caso hasta las últimas instancias, tal y como hicieron los agentes en Alemania al remitir las denuncias a instancias del Tribunal de Justicia Europea. El apoyo del TAS supone un duro golpe hacia los planes de ese grupo de representantes, aunque todo apunta a que seguirán insistiendo para evitar que se implemente la normativa en cuestión. Aunque ese objetivo empieza a ser cada vez más complicado.