Director

Amor a quemarropa es el título de una película de acción de los 90, de culto para algunos, que fue guionizada por Quentin Tarantino y dirigida por Tony Scott. Como suele pasar con muchas traducciones cinematográficas, el título original, True Romance (romance verdadero), no tenía mucho que ver con la versión en castellano, pero lo cierto es que ambas representan la historia de amor verdadero que protagonizan Christian Slater, un joven fanático del cine que trabaja como encargado de un videoclub, y Patricia Arquette, una prostituta que tiene que seducirlo de forma que parezca algo casual, sin que sepa que es su regalo de cumpleaños. La chispa surge en la sesión golfa de una sala de cine, contra pronóstico se acaban enamorando y a partir de ese momento se meten en un sinfín de líos y escenas de acción de lo más rocambolesco en las que aparece, incluso, un joven Brad Pitt. 

Esta historia de amor tiene algunas semejanzas con la que viven actualmente Xavi Hernández y Joan Laporta. Cada uno con sus cosas, sus diferencias iniciales y distintos intereses, pero con una voluntad común que es la de triunfar en el FC Barcelona. Entrenador y presidente están inmersos ahora en un estira y afloja económico desde el respeto y la gratitud mutua para definir la renovación del técnico. 

Xavi aprieta por su renovación

Recientemente, Xavi le mandó un recadito a Laporta desde la hierba del Camp Nou. "Presi, que no estamos tan mal", gritó el egarense con cierta sorna, el día de la celebración del título de Liga ante la afición, justo después de haber caído derrotados en casa frente a la Real Sociedad. Al parecer, ese "que no estamos tan mal", en alusión a la misma frase que el propio laporta popularizó hace algunos años con un "al loro" introductorio, iba claramente dirigido al presidente para que se rasque el bolsillo. Posteriormente, no obstante, se ha encargado de aclarar que su renovación "no será un problema"

Xavi hizo un tremendo esfuerzo por venir al Barça cuando estaba entrenando en Qatar. Su salida le costó dinero, ya que él mismo colaboró a pagar la cláusula de rescisión de su contrato con el Al-Sadd. Actualmente tiene un salario de cuatro millones brutos, muy por debajo de la mayoría de los jugadores. Tras ganar una Liga contra todo pronóstico, entiende que más allá del reconocimiento públcio se le debe dar un reconocimiento económico que no sea meramente simbólico. 

Fichaje por imposición 

Lo bueno de esta relación de amor es que tiene ese lado de "a quemarropa" porque se pueden lanzar pequeñas pullas y chocar en algunos ámbitos --como el fichaje de Rubén Neves--, pero que al final no tiene consecuencias dramáticas porque, como decíamos al principio, ambos tienen claro que su interés principal es el FC Barcelona. Y, más aún, saben que uno y otro se deben ayudar mutuamente. 

Rubén Neves, en un partido del Wolverhampton / REDES

Esto último ha quedado bien patente durante esta semana, en las emotivas jornadas de despedida que se han celebrado para homenajear a Sergio Busquets y Jordi Alba. En un formato innovador y exitoso, el Barça ha dicho adiós a los dos capitanes con honores, mucho humor y emotividad. Tan acertada fue la presencia de Dani Martínez para conducir el adiós a Busquets como la de José Corbacho para despedir a un travieso Jordi Alba. 

De policías frustrados

Y fue en estos actos donde quedó patente la nueva distancia entre Xavi y los jugadores. Con buen rollo, amiguismos, risas y complicidades, al míster le tocó un papel difícil de jugar. Su buen amigo Busquets reconoció que la relación como entrenador era muy distinta a su etapa como jugadores, más distante, y confesó que "como entrenador tiene más mala leche", confirmando las palabras de Pedri unos días antes: "Todos nos hemos comido alguna bronca de Xavi". 

El míster contratacó y le recordó a Busquets que es "un policía frustrado" y que "el nombre se lo puse yo". Fue un momento divertido, Xavi jugó muy bien sus cartas y quedó patente que todos tienen su carácter pero que, pese a ello, han sabido convivir de manera excepcional. 

Más difícil era el papel de salir a decir adiós a Jordi Alba delante de todos. Xavi se puso muy emotivo, le dijo a Jordi hasta tres veces lo mucho que le quiere. Que le sbía mal no haberle dado más minutos, que entendía su decepción. Un tema algo incómodo para Alba el día de su despedida, aunque lo supo encajar con elegancia, dando un tremendo abrazo a Xavi por los elogios que le dedicó, y que no ocultaban algunas tensiones que fueron inevitables ante la falta de minutos. 

El capote de Laporta a Xavi 

"Nos lo hemos dicho todo a la cara. Jordi ha sido honesto conmigo y yo he sido honesto con él", confesaba Xavi a Corbacho. Luego intervino Laporta y le echó un capote a Xavi: "Para él ha sido muy difícil gestionar esta situación, ha sufrido por tener que dejar a sus amigos en el banquillo, os lo aseguro". 

El presidente Laporta, que se emocionó al recordar la renuncia económica que ha protagonizado Alba, estuvo a la altura de lo que Xavi esperaba. Puso concordia y sabiduría en unos actos emotivos y ayudó a la unidad del barcelonismo en un momento decisivo de la historia del club.

La construcción del nuevo estadio, el traslado a Montjuïc, la devolución del crédito, las dificultades económicas, la sombra del escándalo Negreira y la amenaza de sanción UEFA tienen entre algodones a un club que resiste gracias a la unidad y al amor de sus líderes. Laporta y Xavi.