Pongamos los hechos en contexto. Sergi Albert Giménez (Barcelona, 1948) es de aquellas personas que no se muerden la lengua. Menos aún cuando se trata de José María Enríquez Negreira, a quien conoce bien de los años en que coincidieron en el Comité Técnico de Árbitros (CTA). Tras haber desvelado que el antiguo vicepresidente arbitral trató de presionarle cuando estaba en activo, concede ahora una entrevista a Culemanía en la que recuerda cómo, hace unas semanas, un familiar suyo encontró una bala en el lugar donde suele aparcar su coche, un garaje privado.
El exárbitro no quiere acusar a nadie, pero tampoco cree en las coincidencias. Sospecha que la intimidación pueda venir del entorno de Negreira, que ya le amenazó en el pasado. "Su hijo, como antiguo propietario, sabía que yo también tengo una plaza de garaje ahí", sostiene. "Hemos coincidido en reuniones de propietarios. Me llama la atención que me dejen una bala en mi plaza". El caso se encuentra actualmente en manos de los Mossos d'Esquadra.
P: Explíqueme lo de la bala. ¿Cómo pasó todo? ¿Ha recibido más amenazas?
R: No he recibido más amenazas. Simplemente apareció una bala de un fusil, supongo yo, y lo que hice fue llamar a los Mossos d’Esquadra. Han levantado acta, y ahora habrá que esperar a lo que digan. ¿Por qué aparece la bala allí? Pues no lo sé. Lo que me llama la atención poderosamente es que ahí había tenido una plaza de garaje, en propiedad, Javier Enríquez Romero. El hijo de Negreira. Y puede ser casualidad, no lo discuto. Pero constato unos hechos... A partir de ahí, ya tenemos un equipo de investigación que dirá si me tengo que preocupar o no. Lo que no voy a hacer es quedarme de brazos cruzados.
P: Usted ya aseguró que había recibido amenazas de Enríquez Negreira en el pasado...
R: Bueno, pueden llamarse amenazas o intimidaciones. Yo no soy quién para decir nada. Sólo lo pongo en conocimiento a las autoridades. Él me dijo una vez: "Cuidado con lo que dices, que te puede pasar algo, pollo". Yo me lo tomé muy mal en ese momento, y le contesté con los mismos términos. No me dejé intimidar. No me parece que me tenga que dar miedo. Y siento que lo de la bala puede ser por este asunto vigente, porque Negreira ya me presionó una vez con amenazas de ese tipo. Si es casualidad, pues no pasa nada. No tengo ningún interés en inculpar a nadie, ni en crear preocupaciones adicionales. Sólo me limito a explicar unos hechos. No quiero tener miedo ni transmitir inseguridades a nadie.
P: ¿De verdad cree que puedan ser ellos quienes le han amenazado? ¿Son gente peligrosa, con capacidad y poder para hacerlo?
R: Repito, no quiero hacer suposiciones. No tengo ni idea, y aunque la tuviera tampoco lo diría, porque basta que digas algo para que te metan una denuncia. Pero lo que es indudable es que hay varias coincidencias que llaman la atención. No quiero añadir más leña al fuego. Interés cero.
P: ¿Le consta que más gente haya recibido amenazas por el caso Negreira?
R: A mí no me consta, la verdad. Yo nada más hablo por los medios de comunicación que me llaman, y desconozco que se hayan dado más situaciones de este tipo que afecten a otras personas.
P: Dejando de lado amenazas y presiones directas, ¿ha hablado con otros árbitros y exárbitros? ¿Sienten que el foco cada vez se está poniendo más sobre ellos por culpa del caso Negreira?
R: Ellos se sienten igual que yo. No puedes poner la mano en el fuego por todos, pero me sorprendería mucho que hubiera compañeros que hayan sido corruptos. Se sienten mal y juzgados por la gente. La verdad es que todo este debate me sorprende, como exárbitro. Puedo entender que me digan de todo en el campo, pero cuando el partido se acaba, no necesito que me peguen o insulten. Todos los equipos son respetables, y que los árbitros nos equivocamos a veces... Seguro. Aunque siempre he intentado ser imparcial con todos los equipos. Y creo que los demás también.
P: ¿Cómo cree que acabará la investigación del caso?
R: Mi creencia es que el caso Negreira ha sido, en realidad, un desvío de dinero que se ha repartido entre algunos para el lucro de personas concretas, sean quienes sean. Y pienso que todo esto acabará en nada. Aunque está claro que no le ha hecho ningún favor al Barça. Por el colectivo arbitral, pongo la mano en el fuego. A mí me da igual quién gane los partidos. Lo que está claro es que los árbitros nunca ganan. Siempre salen escaldados... Y no puede ser.