Las dudas que genera el Espai Barça son latentes y palpables. La división entre distintas facciones del barcelonismo está servida. Muchos no comparten la designación de Limak Construction para ejecutar las obras; ni la de Torrella Ingeniería para la dirección de obras. La licencia definitiva todavía no está aprobada y no se sabe nada de la financiación a falta de tres meses para que, a partir de junio, arranque el grueso de la reforma. El traslado a Montjuïc genera recelos sociales y económicos. Incluso dentro de la propia junta directiva hay una rama de disidentes que serían partidarios de paralizar la operación hasta que bajen los tipos de interés y/o mejore la solvencia del club. Laporta tiene la virtud de saber escuchar a quienes le rodean, pero eso no significa que les haga caso. Y en esta ocasión, su premisa es clara: "El Espai Barça no es negociable".
Desde posiciones muy próximas a Laporta consideran que "la reforma del estadio lleva un retraso inaceptable, que ya se tendría que haber aprobado durante el mandato de Rosell y Bartomeu". "Ahora corresponde a la actual junta directiva el ser responsables y valientes para asumir el coste financiero en un momento menos propicio con el coste social añadido del traslado a Montjuïc. No se puede demorar más", aseguran a Culemanía las fuentes consultadas.
Palo a la gestión de la junta anterior
En el club están convencidos de que "el estadio necesita una remodelación urgente, además no cumple en muchos casos con la normativa para poder ser considerado un estadio cinco estrellas, a la altura de lo que requiere un club de los mejores del mundo, como es el Barça". Asimismo, se mantienen muy críticos con los predecesores en la junta directiva: "Estamos pagando la desidia de los anteriores gestores, que fueron irresponsables y temerosos".
"Seguimos trabajando para encontrar la mejor opción. Ya podríamos haber firmado un acuerdo poco favorable, pero nuestra obligación y responsabilidad es mejorar la propuesta que tenemos sobre la mesa y demostrar que tenemos la capacidad de acometer las obras", explican en relación a la ausencia de noticias sobre la financiación. La fecha límite que estableció el propio club para firmarla era el 31 de marzo, pero en su última intervención pública Laporta ya avanzó que podrían prolongarlo un mes más, hasta el 30 de abril.
Presiones del lobby del ladrillo
Además, también pegan un palito al lobby del ladrillo: "De otro lado, las constructoras españolas, o con intereses en España, están en pie de guerra, pero son las primeras que han sido multadas por convenir precios y tener una especie de monopolio, además de incumplir presupuestos y plazos en obras anteriores sin haber rpestado garantías".
"Estamos convencidos de que los turcos aprovecharán la oportunidad de demostrar que son capaces de cumplir en presupuesto y plazos, además de las garantías que nos aportan. Es cierto que una operación de esta magnitud requiere un estudio y reflexión importante, y debate de ideas, pero el eje central no se cuestiona", afirman las mismas fuentes consultadas, dando por sentado que Limak superará las pésimas expectativas generadas.
Relativizan el adiós de Llauradó al Espai Barça
En cuanto a la decisión de Jordi Llauradó, desde el núcleo duro de Laporta tiene claro que se gestionó correctamente: "Si algún directivo tiene un conflicto de intereses con alguna decisión y procede a ser relevado de su cargo y a no opinar para no condicionar la decisión del resto de compañeros, es lo que toca y lo normal en cualquier lugar, no es cuestionable". No todas las partes opinan igual sobre esta situación, teniendo en cuenta que Llauradó es el directivo más especializado en esta materia y que mejor conoce el mundo de la construcción en la directiva.
"Estamos trabajando, y mucho, para llevar a cabo la mejor estructura de financiación posible, siempre aprobando los acuerdos aprobados en referendum y asamblea", aseguran en lo que es una declaración de intenciones que no contempla, como piden algunos, paralizar el proyecto de reforma.
Opción conservadora, descartada
"La opción conservadora de no hacer nada hasta después del centenario sería un error. Nuestros rivales directos tendrán mucho más dinero para reforzar su plantilla y si no nos ponemos rápido a la altura iremos a remolque. Es este el momento, hay que ganar tiempo de construcción con el traslado a Montjuïc y volver lo más pronto posible", sentencian. Una opinión compartida por ilustres barcelonistas como Joan Gaspart, que se pronunció en la misma línea recientemente en esta entrevista para Culemanía.