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La tecnología está cada vez más integrada en el fútbol, pero hay un asunto que trae de cabeza a jugadores, árbitros y aficionados desde que se inventó este deporte. Y no, no es el fuera de juego, sino los goles fantasma. El Barça fue pionero en tratar de erradicarlos.

Las primeras porterías eran rudimentarias, apenas dos postes constituían la meta, y no eran pocas las ocasiones en las que el juego se interrumpía entre discusiones sobre por dónde había pasado el balón, sobre si había que sumar un gol o no.

Viaje a Inglaterra

Pero eso terminó un lejano día de principios del siglo XX, cuando Bartomeu Terradas, socio fundador del Barça y a la postre presidente de la entidad, importó un invento que ayudaría a calmar los ánimos, aunque no a terminar con el problema, como se ve 125 años después.

Durante un viaje a Inglaterra para ver un partido, observó que aquellas porterías tenían ¡redes! La idea le encantó, y se volvió con un cargamento de mallas a Barcelona. Estos tejidos ayudaron a disminuir los escándalos, a terminar con algunos goles fantasma. Pero no con todos.

Un mandato positivo

Al margen de esta novedad, el mandato de Terradas destacó por cuestiones como su contribución a la fundación de la Asociación Catalana de Fútbol, la creación de la primera comisión deportiva del Barça, la formación del segundo y tercer equipo, y su apoyo económico a la entidad, siendo considerado el primer mecenas del club.