El fichaje de Diego Armando Maradona en 1982 fue sonado y muy celebrado en el Barça. En dos años, el crack argentino sufrió una hepatitis (versión oficial) y una grave lesión de tobillo. Su etapa en el Camp Nou acabó mal, molesto con el entonces presidente, Josep Lluís Núñez, pero en el recuerdo quedan algunas obras de arte. La primera, en Belgrado. En el campo del Estrella Roja.
El 20 de octubre de 1982, el Barça jugó en el Pequeño Maracaná de Belgrado un partido de los octavos de final de la Recopa. El campo estaba en mal estado, con barro, pero nada podía frenar a Maradona cuando estaba inspirado.
La mejor vaselina
El futbolista argentino recibió un pase en el centro del campo. Encaró la portería del Estrella Roja desde la banda derecha. Superó a un defensa y, sin pausa, llegó al balcón del área. Levantó la cabeza y vio al portero adelantado. Entonces se inventó una vaselina mágica. Imposible.
Maradona, muy sutil, tocó el balón con fuerza, amortiguándolo. Y el esférico subió mucho. Luego, cayó en picado, ante la impotencia de 100.000 aficionados que llenaban el campo del Estrella Roja.
Las cifras de Maradona
El Barça ganó 2-4 en Belgrado y Maradona firmó un gol antológico. Alguno más marcó de bella factura, como bien saben los aficionados del Real Madrid.
En sus dos temporadas en el Barça. Maradona disputó 58 partidos en los que marcó 38 goles y dio 24 asistencias. Con el equipo azulgrana ganó una Copa del Rey, una Copa de la Liga y la Supercopa de España antes de ser vendido al Nápoles. De haberse quedado en Barcelona, la historia del Barça hubiera sido muy distinta en los años 80.