El Barça tardó muchos años, demasiados, en ganar la Copa de Europa. Presumía el Real Madrid de seis grandes títulos y el club azulgrana lloraba las finales perdidas en 1961 y 1986, ante el Benfica y el Steaua de Bucarest. En 1992, el gran año de Barcelona, el equipo de Johan Cruyff tendría su tercera oportunidad, ante la Sampdoria en Wembley. Con 25.000 barcelonistas en las gradas, el Barça no podía fallar. Y no falló, aunque sufrió lo suyo.
La Sampdoria, ahora en la Serie B, era el mejor equipo de Italia. Con Vialli como gran estrella, pero también con Pagliuca, Toninho Cerezo, Lombardo (una pesadilla en la final) y Mancini. Tres años antes, ambos clubes se habían enfrentado en la final de la Recopa de Berna, con victoria barcelonista (2-0).
La alineación de Cruyff
Mucho más igualada fue la final de Wembley. No fue un partido espectacular. Por un día, el Barça de Cruyff jugó con el freno de mano puesto. Al ataque, pero sin tanto descaro. El técnico holandés alineó a Zubizarreta; Ferrer, Nando, Koeman, Juan Carlos; Guardiola, Eusebio, Bakero; Julio Salinas, Laudrup y Stoichkov.
El Barça tuvo el control del balón y dispuso de dos claras ocasiones de gol. Stoichkov estrelló el balón en el poste en un remate cruzado y Salinas también pudo marcar. En la Sampdoria, Vialli silenció a los culés en un mano a mano con Zubizarreta que, por suerte, salió rozando el poste.
El gol de Koeman
El tiempo reglamentario terminó sin goles. En la prórroga hubo mucha tensión. Y la final se decidió en el minuto 111, tras una falta a Eusebio. Se decidió en una acción de estrategia. Stoichkov tocó suavemente el balón, Bakero lo detuvo y Koeman lo rompió. Le golpeó tan fuerte que superó la barrera italiana y a Pagliuca.
El gol de Koeman, posiblemente, es el gol más importante de la historia del Barça. Fue un gol que rompió el gran maleficio del club. Fue el gol más celebrado por los culés. Ese día, los barcelonistas lloraron de alegría. Ese gol hizo que el Barça de Cruyff fuera eterno. Después, el Barça ganó las Champions de 2006, 2009, 2011 y 2015, pero ninguna fue tan sufrida como la de 1992. La del Dream Team de Cruyff como entrenador y Josep Lluís Núñez como presidente.