Los taxistas podrían escribir libros y libros sobre las anécdotas de sus carreras. Y también sobre la cantidad de personajes conocidos que llevan a diario. Entre ellos, varios deportistas. La historia de los hermanos Artur y Ceferí Cella, que jugaron en el Barça y se introdujeron en el negocio del taxi cuando se retiraron de la práctica deportiva, solo marcó el inicio de multitud de crónicas del transporte de futbolistas, algunas de las cuales se desgranan a continuación.
Una de las anécdotas más lejanas en el tiempo la protagonizó Bernd Schuster en 1986, en Sevilla, en plena final de la Copa de Europa que el Barça perdió en los penaltis ante el Steaua de Bucarest. El bueno de Bernd fue sustituido y no se le ocurrió otra cosa que marcharse del estadio Sánchez Pizjuán antes de tiempo. “Schuster, ¿qué haces aquí?, ¿no estás jugando?”, le preguntó el taxista que lo recogió. “Me miraba cada poco para saber si le estaba engañando, pero sí, era yo”, explicó el exjugador.
“Soy del Espanyol...”
Veinte años después, en agosto del 2006, el Barça regresó a Barcelona tras un viaje por Estados Unidos. Dos de los jugadores de la expedición, Gianluca Zambrotta y Lilian Thuram –recién fichados aquel verano–, se perdieron en el aeropuerto de El Prat y, cuando salieron, el autobús del equipo se había marchado, así que tuvieron que buscar un taxi. Pero cuál fue la sorpresa del italiano cuando un conductor se negó a recogerle: “Soy del Espanyol y a un jugador del Barça no lo llevo”, justificó.
En 2012, fue Martín Montoya el que se vio involucrado en un incidente en un taxi. Ocurrió en Madrid, durante la concentración de la selección sub-21, y el conductor que lo trasladó acusó al entonces defensa azulgrana de haberle robado una cartera con 230 euros. El lateral siempre lo negó, pero el chófer lo denunció por robo. En ese mismo vehículo viajaban también Gerard Deulofeu, Cristian Tello y el doctor Guillén.
Atraco con navaja
En tiempos algo más recientes, Ronaldinho también vivió una anécdota en primera persona con un taxista. El Gaúcho aterrizó en El Prat en 2017 para oficializar su nuevo cargo de embajador del Barça, pero, cuando lo dejó en el hotel, el conductor, despistado, arrancó con las pertenencias del exjugador azulgrana en el maletero. Ni siquiera le había cobrado. Dinho, con su habitual buen humor, le lanzó un grito y le preguntó que quién le iba a pagar.
Más turbio fue el episodio protagonizado por el jugador de balonmano Pau Peyra. En 2020, el ya entonces exdeportista del segundo equipo azulgrana fue denunciado por un taxista en Girona que, según la versión del conductor, lo atracó con una navaja. Al final, se hizo con 300 euros y se marchó, tal y como publicó Metrópoli. Terminó detenido.
Un Uber
Pero en esta lista también hay dos futbolistas que terminaron al volante. Uno de ellos es Thaer Bawab. Nunca destacó en el mundo balompédico, desarrolló buena parte de su carrera en Rumanía, pero, antes, pasó por las canteras del Real Madrid y del Barça. Sus últimos goles los metió en la regional madrileña, en el Villaviciosa de Odón, un divertimento que compaginaba con su trabajo de taxista.
Por último, hay que mencionar el caso de José Luis Gómez, que fue titular con Argentina en los Juegos Olímpicos de Río 2016 antes de dar el salto a la selección absoluta en 2017, donde coincidió con Leo Messi. Pero una lesión de rodilla le dejó fuera del Mundial de Rusia 2018 y comenzó su declive deportivo, hasta el punto de que tuvo que buscarse la vida como conductor de Uber a la espera de una oferta.