En su siglo y cuarto de vida, el FC Barcelona ha disputado sus partidos en numerosos recintos, desde el Velódromo de la Bonanova hasta el Camp Nou. (Casi) nada queda de ninguno de esos campos, pero todavía es posible encontrar sus emplazamientos y, en ocasiones, hasta algunos restos de los antiguos feudos azulgranas. Letreros, edificios, árboles y vigas marcan aún esos lugares en Barcelona, y se pueden visitar.
Del primero de ellos, el Velódromo de la Bonanova, no queda absolutamente nada, pero se sabe que se encontraba en un descampado hoy edificado que se localizaba, aproximadamente, en el actual número 20 de la calle Modolell, en Sarrià. Tampoco queda nada del segundo campo, el de Can Casanovas, pero sí sigue en pie el edificio que le daba nombre y que hacía las veces de vestuario y enfermería: el Mas Casanovas, situado en la calle homónima, número 55. Hoy es un colegio.
Muntaner e Indústria
Del mismo modo, Can Sabadell (o campo de la carretera de Horta) solo queda en la memoria de algunos aficionados y en la hemeroteca. Esa masía, y el terreno de juego, estaban, aproximadamente, en lo que hoy es la calle Garcilaso, 227. Asimismo, el campo de la calle Muntaner (entre las calles Muntaner, París, Casanova y Londres) también pasó a la historia tras la edificación de bloques de pisos. Sin embargo, el cercano bar El Velódromo (Muntaner, 213) recuerda aquel recinto, un día transformado, sin éxito, en una pista para carreras ciclistas.
De los últimos campos del Barça, por el contrario, ya hay algunas huellas. Es el caso del estadio de la calle Indústria, hoy llamada Londres. No obstante, la entrada se encontraba en la calle Comte d’Urgell, y es en el número 252 de esta vía, en un lugar muy cercano a la Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Industrial y al Hospital Clínico, donde se halla una placa que lo recuerda. Llena de errores e inexactitudes, eso sí, pero que da fe de que, un día, allí triunfaron los Zamora, Paulino, Samitier, Sagi-Barba, Comamala, Amechazurra, Torralba y compañía.
Los maderos y el pino de Les Corts
Pero, sobre todo, del estadio del que hay más vestigios es de Les Corts, el feudo azulgrana entre 1922 y 1957. Para empezar, una placa en el número 123 de la calle Numància indica el lugar en el que se erigía la catedral blaugrana, un solar hoy convertido en bloques de pisos. También resiste, pese a la transformación urbanística, el pino que estaba enfrente del campo (delante del 275 de la Travessera de Les Corts) y que servía de punto de encuentro en los días de partido.
Y aún hay más, pues es posible disfrutar de algunas de las vigas de la antigua tribuna de Les Corts, aunque en un lugar más alejado y convertidas en una escultura. Para ello hay que desplazarse unos tres kilómetros, hasta la plaza Germanes Ocaña de L’Hospitalet de Llobregat, un espacio coronado con esa figura obra de Alfredo Sánchez.