Descartada la gran revolución tras el fiasco de Liverpool, el Barça optó, el pasado verano, por una reconversión nada traumática, pero importante. Más allá del fichaje de Griezmann, que apenas ha alterado el ecosistema en la delantera, y con una retaguardia que sigue intacta (Neto y Junior interpretarán unos papeles muy secundarios), el gran cambio llegó en el centro del campo. En la sala de máquinas. Y no solo por el fichaje de Frenkie de Jong, el nuevo Schuster del siglo XXI.
De Jong es un futbolista espectacular. Un jugador multiusos que combina desparpajo y talento, fiable en espacios cortos y en la conducción. El gran debate radica en ver si rinde mejor como mediocentro o interior, demarcación que le exige un cambio de usos respecto a su juego en el Ajax. Su irrupción ha tenido un impacto devastador para Rakitic.
De Jong simboliza la renovación del Barça. El rejuvenecimiento de su plantilla. El otro cambio, menor, es la consagración de Arthur, mucho más adaptado al ADN azulgrana y con una mejor respuesta física. El brasileño ya no es tan intermitente y cada vez interpreta mejor la petición de Valverde de ser más productivo en ataque. Comenzó el curso actual compitiendo con Sergi Roberto en una batalla que, de momento, gana claramente.
El otro pilar es Sergio Busquets. Hasta hace poco, la pieza clave que daba equilibrio al Barça. Considerado el mejor mediocentro del mundo, su rendimiento ha menguado en los últimos años, justo cuando el equipo ha renunciado a su fútbol más elaborado y ha apostado por un juego más directo.
Sergio es un futbolista mucho más rápido de cabeza que de piernas. Es la mejor solución para iniciar el ataque. Y el primero en activar la presión contra los rivales cuando el Barça pierde la pelota. Si el equipo se mueve en espacios cortos, Busquets es una maravilla. Si el equipo se fractura y la distancia entre líneas se multiplica, Sergio palidece. En duelos a campo abierto, no es un jugador fiable. Nunca lo ha sido.
El problema de Busquets no es físico. Es de modelo. Cierto es, también, que necesita un recambio fiable. A corto plazo, De Jong es la mejor opción, pero el holandés es especialmente dañino cuando ataca el marco rival. A medio plazo, el relevo de Busquets podría ser otro Busquets, Oriol, cedido actualmente al Twente. Una tercera vía sería Sergi Roberto, el futbolista que vale para un fregado y un barrido.