Muchos problemas habrán tenido algunos colegas para titular las crónicas del triunfo del Barça en Milan ante el Inter, en un partido denominado de intrascendente o de puro trámite para el equipo azulgrana y que, con jugadores del segundo equipo, fue suficiente para eliminar a los italianos. No estaba Messi, el gran protagonista de la historia del Barça de los últimos años, y nombre remarcado cientos de veces que ha servido a los más puristas analistas como titular de todas sus crónicas para explicar los triunfos del equipo.

Tenía mis dudas sobre el desarrollo del encuentro de Milán. Sobre mi cabeza pesaba un comentario de Cruyff que rechazaba esta fase de grupos de la Champions a la que consideraba que podía ser adulterada, precisamente porque equipos ya clasificados podían elegir en la última jornada a su conveniencia. Que el Barça jugara en Milan sin Messi podía considerarse una adulteración de la competición. Cruyff creía más en la eliminación directa. El Dortmund podría decir “vinieron a nuestro campo con su mejor equipo, pero ante el Inter pusieron a sus reservas”.

Pero Ernesto Valverde, ese entrenador sobre el que todavía hay mensajes “hediondos”, dio descanso a Messi, y se fue a Milán con un equipo que para, los analistas, no ofrecía garantías de victoria y sí, un renuncio a la competición. Entregaba, sobre el papel, la clasificación al Inter antes que al Dortmund. Los que esta temporada han recurrido al teletexto veían una nueva oportunidad para hablar del hundimiento del Barça. Después de lo visto y el resultado de Milán tendrán que prescindir del teletexto para escribir análisis más profundos y auténticos. E intentar por lo menos poner una “V” de Valverde en sus titulares.