El gran Josep Maria Minguella tiene el talento de estar en todos los sitios y pasarnos la mano por la cara a todos los periodistas: astuto, hábil, irónico, inteligente... Y muy culé. Un día me contó, no lo sabía, que él estudió realmente ciencias políticas. Lo entiendo, el fútbol y la política van de la mano. Quizás por esto es uno de los grandes de este entorno azulgrana. Pero quiere más.
Alejado de aquellas candidaturas donde años atrás se presentó, ahora trabaja para sumar fuerzas con diversos precandidatos que se junten en una sola. De momento es una propuesta pero parece que ya ha cogido, que podamos decir, a uno: Emili Rousaud. Salió por la puerta de atrás del club, están en vías judiciales con la directiva de Bartomeu y parece que incluso tendría pruebas de fraudes fiscales... Hasta que esto no llegue ni se demuestre, Minguella confía en Rousaud. Y lo contrapone con Vilajoana.
Empezamos a ver jugadas, las piezas se mueven y Minguella me confiesa que esto va para largo, aunque tan sólo queden dos meses: "Esto no es como la política, que cada uno tiene sus estatutos y hay unas pautas marcadas. En el fútbol, cuando sea el momento, ya nos moveremos". Volvamos a la dicotomía fútbol y política para entender que Minguella sabe muy bien en qué terreno juega. Me parece todo fantástico salvo una cosa: ¿Realmente Rousaud es el perfil que el culé busca? Vamos demasiado perdidos con tanto candidato...