El regreso de Messi es un gran reto personal para Laporta. El presidente del Barça tiene entre ceja y ceja devolver al argentino a su casa, de la que considera que nunca debió salir. La herida que se abrió entre el mejor jugador de la historia del club y la directiva sutura lentamente y el máximo mandatario culé intentará, en la medida de las posibilidades del club, traer al 10 de vuelta.
El retorno sería ingente. Messi solo vendría asumiendo un salario bajo, claramente fuera de mercado y su regreso emularía el The Last Dance de los Bulls de Jordan, una de las producciones audiovisuales más vistas de la historia.
Laporta no es el único alto mando de la entidad que anhela el regreso del crack. El vicepresidente deportivo, Rafa Yuste, lo aseveró públicamente. Pero sobre todo el entrenador, Xavi Hernández, puede jugar un rol clave para contar con el argentino la próxima temporada. Tienen una relación de amistad y habla con Messi con asiduidad. Xavi es un nexo de unión necesario para cuando el club se lance a por él. El maltrecho fair play financiero no permitirá grandes incorporaciones y el factor emocional es la gran baza a la que se aferran en el Barça para alimentar las opciones de volver a acoger a su hijo pródigo. Futbolísticamente, el técnico cree que en el equipo falta clarividencia en el último tercio de campo. Nadie como Messi para dar ese plus y ocupar una posición nueva para él, por detrás de los delanteros.
Cierto es que la vuelta del astro no genera un consenso absoluto en el club. Miembros de la ejecutiva no ven clara la jugada y en los despachos no saben explicar cómo se podría inscribir al futbolista. Tan cierto es esto como que atrás quedaron los tiempos en los que Ferran Reverter, aquel hombre elegido para reconducir el buque azulgrana, insistía en que no se podían permitir al argentino.
La voluntad es clara, la operación ha comenzado. ¿Pero qué dice Messi? Fuentes próximas al argentino aseguran que todo es demasiado incipiente, pero por primera vez en año y medio dejan abierta la puerta para su regreso. Muchos son los interrogantes que deben resolverse para concretar la operación. Entre ellas, una hipotética sanción de la UEFA o la principal, el límite salarial disponible, desconocido aún por el área deportiva.
"El club no sabe qué podrá inscribir y así es imposible planificar", protestan en la ciudad deportiva Joan Gamper. Sobre la mesa del entorno Barça hay muchas decisiones que dependen de la vuelta de Messi como el futuro de Busquets, sin ir más lejos. Su gran amigo podría plantearse quedarse un año más si el rosarino regresa. ¿Y Miami? Puede esperar. Sobre todo, porque Messi está empeñado en seguir compitiendo al máximo nivel para poder jugar la Copa América con su querida Argentina.
Económicamente Messi también sería un gran rayo de luz para un club en combustión permanente. El argentino vendería las camisetas que el Barça dejó de comercializar con su salida y su presencia ayudaría a llenar Montjuïc. La operación ha comenzado, aunque está aún lejos de concretarse. El Barça debe mover ficha y hacer una oferta. La última vez, las limitaciones económicas y Tebas no le dejaron hacerla. Esperemos que Laporta esta vez sí pueda ponerle una cantidad sobre la mesa a Messi.