Ousmane Dembélé todavía no ha decidido su futuro. El delantero francés acaba contrato en 2022 y ni él ni el Barça tienen claro qué hacer. El segundo fichaje más caro de la historia del club ha rendido a muy buen nivel este curso pero no tanto si hacemos un balance de sus méritos deportivos desde su llegada en 2017.

Dembélé es el típico futbolista desequilibrante que cualquier equipo quiere tener pero Dembélé también es el típico futbolista que nunca sabes cuando te volverá a dejar tirado. Se especula que el de Vernon desea salir libre cuando acabe su contrato, pues bien que se olvide de eso. El próximo verano, renovación o traspaso. Con Laporta podemos estar tranquilos, no nos meterá otro gol. Juventus, Liverpool, Manchester United o incluso PSG como moneda de cambio para el fichaje de Neymar son algunos de los posibles destino para Dembélé. 

Quedarse o marcharse. Pros y contras. Ousmane todavía no ha decidido qué quiere hacer y el Barça tampoco lo tiene claro. Es del agrado de Koeman pero cuando Ansu esté a su mejor nivel dudo que Dembélé sea intocable. Así que si fuera por mi, Dembélé se marcharía este verano. El Barça necesita dinero y él es uno de los mejores activos para hacer caja

La utopía de la Superliga

El anuncio de la Superliga europea provocó la Tercera Guerra Mundial y nuevamente quedó demostrada la famosa frase de Valdano que dice que "el fútbol es la cosa más importante de las cosas menos importantes".

La lucha de intereses de unos y otros rozó el ridículo. La FIFA, la UEFA, la Liga y cualquier organismo han demostrado a lo largo de los años que su finalidad ha sido hacer negocio y el negocio lo hacen todo con los grandes, los equipos que realmente mueven masas y más millones que el resto.

Por su parte los clubes han intentado pasarse el juego cogiendo a todos a contrapié pero se toparon con una reacción inesperada de los principales actores de la película, los futbolistas y los fans. Una mala puesta en escena, Florentino Pérez haciendo el ridículo y una Superliga imposible. Me hacía ilusión pensar en lo que podía ser y no ha sido pero siento vergüenza con la situación del fútbol actual y sus máximos responsables.