Siguiendo el hilo de mi anterior artículo sobre el detestable personaje que siempre ha sido Dani Alves, hoy me permito abordar sus últimos hechos más inmediatos que lo han catapultado a una prisión directa y sin fianza. Me explico. Sabemos que Dani Alves cambió la versión de los hechos en sus declaraciones, pero también está confirmado que, en paralelo a una descripción nítida y sin inconcreciones por parte de la víctima, se recopilaron pruebas in situ del mismo día en la discoteca Sutton de Barcelona que no daban juego a ninguna duda sobre la violencia cometida.

Ahora, a todo ello, debemos sumar otros errores garrafales, de primero de manual, que cometió el brasileño pocas horas antes de que la jueza estuviese intachable. Y es que, pese a tener todavía la etiqueta de presunto violador, esta acaba siendo un puro trámite si el tema es tan evidente como parece. Resulta que Dani Alves declaró fuera de la comisaría de los Mossos situada en el barrio de las Corts de Barcelona. Una cita, con la policía catalana, donde cayó como decimos en catalán “de quatre grapes” y se retrató como lo que es: un indeseable.

Dani Alves se piensa que todavía está por encima del bien y el mal, que puede tener protectores que tapen sus detestables acciones o que vive en un país donde las leyes se pueden saltar a cambio de sellar bocas con dinero. Nada de esto. Aunque a veces podemos ser muy críticos con nuestro sistema, la justicia no actúa de forma tan contundente si no hay evidencias claras. E insisto, debemos sumar las últimas que acabo de citar.

En paralelo a lo sucedido en Barcelona, es muy interesante analizar las reacciones más directas. De todas ellas, me quedo con dos: la opinión pública brasileña y la de Leopoldo Silva, presidente del club de fútbol en el cual jugaba actualmente, el Pumas mexicano. Este ha sido tan contundente como certero: el mismo sábado anunció de forma rotunda el despido de Alves. El tema va más allá y, ahora, tampoco descarta emprender acciones legales contra él. ¿Alguien se piensa que, si tan sólo supiera que es un presunto violador, lo despediría? A Leopoldo Silva le han recomendado que se lo saque de encima lo antes posible.

Y en estos efectos paralelos también está la prensa brasileña. Tanto sus periodistas como la misma opinión pública en las calles es negativa sobre Alves, ahora y antes. Su marcha y sus maneras de hacerlo del Esporte Club Bahia nunca gustaron; tampoco el rol prepotente que ha adquirido con la selección brasileña; y en última instancia, siendo una de las caras más visibles en la defensa política del ultraderechista Jair Bolsonaro. Quizás en Brasil lo conocían mejor que aquí, donde siempre ha sido venerado pese a reírse e insultar a los culés.

Para terminar, un agradecimiento. La reacción contundente y el apoyo que dio la dirección de la discoteca Sutton de Barcelona y la unidad de los Mossos, que se trasladó para atar cabos desde el minuto cero. Como decían en la última gala de los Premios Gaudí del cine catalán: “Caeréis todos”.