El fútbol está de vuelta. Impaciente. Al Barça le esperan tres meses intensos, entre Liga y Champions, si se cumplen las previsiones y se pueden disputar ambas competiciones. Sin espectadores en las gradas no es lo mismo, pero dos títulos y muchos millones están en juego.
La discreción de los entrenamientos de preparación contrasta con el ruido del mercado estival que, este año, se ha avanzado. El Barça tendrá que seleccionar muy bien sus objetivos. Lautaro y Pjanic son los futbolistas más deseados, pero no hay dinero para abordar una operación tan costosa como la primera (el delantero argentino cuesta 111 millones de euros). El club que preside Josep María Bartomeu busca fórmulas ingeniosas para abaratar los fichajes, pero antes tiene que cuadrar las cuentas de un curso atípico por el coronavirus.
El Barça, como mínimo, debe ingresar 70 millones de euros antes del 30 de junio. Le bastaría con una buena venta. Por ejemplo, de Coutinho o Dembélé, los dos recambios de Neymar en 2017. Ni el brasileño ni el francés han sido buenas operaciones y se han devaluado demasiado. Costará que algún club asuma sus fichajes. Mucho más factible sería una cesión que rebajara la masa salarial.
Arthur, el brasileño al que muy pronto compararon con Xavi, también está en venta. Le sobra calidad, pero también ganas de divertirse. Anda casi siempre lesionado, con pequeños problemas que merman su rendimiento, y no hay manera que puede jugar un partido completo. Con mayor disciplina y capacidad de sacrificio, sería imprescindible. Ahora, en cambio, es un problema. Y mucho más que reitere, día sí y día también, que no se mueve de Barcelona.
Resulta curioso, y hasta chocante, que el Barça se ilusione con la venta de Semedo, un futbolista del que mucho renegaron por falta de finura. Su capacidad atlética está sobradamente demostrada y ha progresado adecuadamente. Por 50 millones de euros, el club lo traspasa sin rechistar lo más mínimo. Más avanzadas están las negociaciones por Todibo, un prometedor central francés que costó un millón de euros y podría dejar entre 20 y 25. Jugar al fútbol apenas lo ha hecho en el Camp Nou.
Por Arturo Vidal y Rakitic, en el mejor de los casos, el Barça ingresaría mucho menos. Los dos futbolistas están en venta y el chileno podría entrar en alguna operación a dos o tres bandas. El croata, en cambio, no se mueve. O eso dice, visiblemente molesto. Otra opción es el portero suplente Neto, que llegó hace un año en una extraña operación.
Intocables hay pocos. Si acaso, Ter Stegen, Piqué, Busquets, De Jong, Messi y Griezmann. En la lista no está Luis Suárez, pero el uruguayo cobra mucho y ha recibido por todos lados a los 33 años. Claro que todos los planes se irían al garete si un día Messi se despierta con el pie torcido y decida hacer uso de la cláusula que le permitiría rescindir su contrato con el Barça a cambio de nada. Si eso pasa, todo salta por los aires. Su efecto podría ser devastador para una entidad que dentro de un año elegirá un nuevo presidente. Pero esa es otra historia.