Pásate al MODO AHORRO
Xavi Vilajoana, este jueves en un conocido hotel de Barcelona

Xavi Vilajoana, este jueves en un conocido hotel de Barcelona Artur López

Hablemos del Barça

Las elecciones del Barça, el gran escaparate

Publicada
Actualizada
Compartiremos la sensación de que, gane lo que gane el Barça esta temporada, las elecciones ya tienen un claro ganador: Jan Laporta.
Un presidente siempre tiene la condición de favorito, pero si le sumamos que tiene telegenia, el resto se hace solo. Aunque los triunfos en este club siempre vayan ligados a los resultados, hay detalles que marcan la diferencia. A Laporta la cámara lo quiere, está totalmente desatado en la faceta de presidente que le otorga poder; lo sabe y lo juega. A modo de ejemplo, es tan grande su ego y su capacidad de ganarse a la gente que los fracasos los convierte en méritos. El retraso de las obras del Camp Nou, los desajustes con la empresa y los escándalos de los trabajadores no han hecho mella en lo bonito que es volver al estadio, aunque sea con unas cuantas grúas como espectadoras.
Sin restar méritos a la figura de Laporta, no es menos cierto que tampoco tiene rivales. Alucino, literalmente, con Víctor Fon. Después del ridículo comunicativo de las anteriores elecciones, su retorno ha sido igual o peor. Sigue confiando, para todo ello, en el gran periodista Antoni Bassas. Aunque este, haciendo autocrítica, debe analizar por qué es incapaz de transformar, aunque sea un ápice, la forma de hablar de Font y cómo se expresa. Viéndolo, Laporta todavía gana más.
En paralelo a ello, tenemos a Xavier Vilajoana. La presentación la ha hecho sin reparar en nada. Vilajoana es un buen empresario y esto lo sabe trasladar. Solamente con que desbanque a Font en el cara a cara con Laporta, ya ha ganado. Y es que, en realidad, de esto se trata. Unas elecciones en el Barça pueden ser más trascendentes mediáticamente que las elecciones a la presidencia de la Generalitat. Todos ganan, no solamente el más votado. Y la propaganda que se pueden hacer para sus business es demasiado interesante como para perderla.