Con el anuncio del FC Barcelona de la refinanciación de 424 millones de euros, de los más de 800 que deben amortizarse en 2028, el proyecto del Nou Camp Nou ha batido ya un récord. Dicha refinanciación supone pasar al año 2033 el comienzo de la devolución del préstamo citado (al 5,19% de interés) y al año 2050, su finalización… si no hay más refinanciamientos. Recuerden que quedan todavía más de 1.000 millones por devolver de los créditos suscritos por 20 Bancos, liderados por Goldman Sachs, amén del crédito de marzo de 2021, del que quedan otros 400 millones por devolver, siempre en números redondos.

Si tenemos en cuenta que las obras del Espai Barça comenzaron el 1 de junio de 2023, se habrá tardado 27 años en acabar de pagarlas. Eso es todo un récord, ya que supera el que se estableció en 1979, cuando el 19 de noviembre (un día antes de la inauguración de La Masía, curiosamente), se produjo la última amortización de las múltiples emisiones de obligaciones que se realizaron para financiar la construcción del Camp Nou. Desde el inicio de las obras, el 28 de marzo de 1954, pasaron, pues, 25 años y medio durante los cuales el Barça estuvo hipotecado por todo tipo de penurias económicas, que se reflejaron dolorosamente en el rendimiento deportivo del primer equipo.

De 25 años y medio, el récord pasará a 27 años, ya que las obras del Nou Camp Nou comenzaron en julio de 2023 y se acabarán de pagar en 2050. Cabe esperar que el resto del dinero que se ha de devolver, no hipoteque más el apartado deportivo, que ya tiene un reflejo negativo en las secciones, mientras el primer equipo se debate entre la regla del 1:1 y la no inscripción de jugadores fichados a golpe de talonario, de lo que Olmo y Pau Víctor fueron pioneros. Como se recordará, una oportuna lesión de larga duración de Christensen arregló el estropicio el pasado mes de agosto y una decisión política del CSD, la remató en el mes de enero siguiente.

La política de total oscurantismo del club da pábulo a todo tipo de especulaciones y, por ello y frente al triunfalismo tradicional de Laporta, expertos economistas contraponen argumentos que lo cuestionan. Recuérdese que hace un año, en la reunión del Senado, el presidente anunció unos beneficios de 12 millones, cuando realmente hubo unas pérdidas de 91. Y también, que la multa de la UEFA de cada año esta vez será de 15 millones “solamente” (pudo ser de 60), por irregularidades en el balance, en el que se incluyen venta de activos como ingresos de gestión.  

El reconocimiento de 91 millones de pérfidas fue impuesto por la auditora Grant Thornton, que un año antes se había avenido, supuestamente, a una componenda para ocultar la realidad, de las palancas fallidas al frente de otros desmanes. Esta vez, en el pasado enero, fue la nueva auditora, Crowe Global, la que se negó a activar en el balance la oferta de 100 millones por 475 palcos VIP/Gallinero. Ese veto se ha levantado recientemente para facilitar los nuevos fichajes, con el argumento de que comienzan a ser realidad porque ya existe una muestra del proyecto. 

Pero nadie sabe dónde se hallan esos palcos, porque en la tercera gradería, donde está proyectada su ubicación, solamente hay un “mecano” de vigas de hierro. La pregunta es obvia, si Crowe dice que se han construido un número indeterminado de palcos o asientos VIP y no se ven, ¿estarán ocultos entre la primera y la segunda gradería, como figuraba en el proyecto inicial de Nikken Sekkei? ¿O se trata de una excusa piadosa del auditor para no maltratar al cliente?

No sería de extrañar tal cambio, porque la ubicación de los palcos VIP en la tercera gradería supone graves problemas de visibilidad por excesivo alejamiento del terreno de juego para los que más habrán pagado. Además, los días de partido habrá un peligro añadido, puesto que una parte estará delante de la zona reservada para los seguidores del equipo visitante, con el consiguiente riesgo. En fin, todo un misterio.

Para finalizar, no quiero pasar por alto un hecho. En el artículo del pasado día 7 de junio, titulado “Goldman Sachs, Israel y el Barça”, nos referimos a la posibilidad de que el conflicto de Gaza pudiera perjudicar al Barça, atendida la postura del Ayuntamiento barcelonés, claramente contraria a Israel, de donde es originaria Goldman Sachs. Quince días después el Barça refinanció 424 millones de los casi 800 que debía pagar a Goldman Sachs en 2028, con lo que mitigó el peligro de una exigencia inmediata de devolución íntegra, sin negociación, que hubiera socavado los cimientos del club.

Pura casualidad, claro. Pero no menos claro era el peligro que expusimos, ahora mitigado en buena parte. Sin falsa modestia, no andábamos desencaminados.