Joan García, el portero de 24 años, recién fichado por el Barcelona, apareció durante unos minutos en la sección de jugadores inscritos en el club catalán, junto a Ter Stegen, Iñaki Peña y otros. Pero, curiosamente, el portero no apareció en la sección oficial de fichajes. La Liga detectó el fallo técnico poco después de su publicación y eliminó rápidamente la inscripción de García de la lista. Los hechos se dieron pocas horas después de la presentación formal de García en el Camp Nou, con un contrato ya firmado hasta el año 2031.
Más allá de la anécdota y la sucesión de hechos, es evidente que el Barcelona está ante las puertas de un nuevo caso Olmo o Èric Garcia. Y, debemos ser claros en todo ello: este Barça no improvisa, sino que sabe qué hacer, qué se cuece y con quién relacionarse. Los tentáculos del sottogoverno de Joan Laporta son más largos de lo que nos podemos imaginar y, pese a una incertidumbre mediática que dan ciertos movimientos, nada pasa por casualidad en las oficinas azulgranas.
Este Barça de Laporta ha aprendido a negociar con tipos duros y con perfiles potentes, empezando por los mismos bancos donde guarda ciertas afinidades para gestionar avales y fichajes.
¿Estamos ante el enésimo caso de un jugador que llega sin ficha en el equipo? Quizás sí. Pero ya no me vale y no podemos comprar más la teoría de la improvisación. Cuando las cosas se hacen y al final salen siempre es porque, de entrada, tienes la enorme seguridad que hay un plan B o un contacto B que agilizará lo imposible. Y Joan Garcia es un Olmo más. Acabará con todos los papeles en regla.
Y, si ya de paso, esto sirve para poner de excusa una salida de los intocables, mejor. El cambio de cromos se puede dar: desde Raphinha a Fermín. Cualquier cosa sería justificable ante el crédito ganado esta última temporada.