Supongo que mirando el titular más de un lector habrá hecho un rictus de desaprobación, especulando qué tiene que ver el aún delantero del Athletic, el atacante del Real Madrid y una leyenda como el blaugrana. Les pido un poco de paciencia, porque si llegan hasta el final verán que todo acaba teniendo sentido.

Para empezar, deportivamente hablando, sí se pueden hacer algunos paralelismos entre Nico y Mbappé. Ambos son delanteros potentes, con un uno contra uno muy efectivo en espacios, con capacidad goleadora --si bien el francés es un portento en ese aspecto-- y que tienen la cal izquierda como territorio de caza. Puede que el jugador del Real Madrid tenga más dribling en espacios cortos y que sepa moverse con más desenvoltura en el área, pero son perfiles muy parecidos, teniendo además en cuenta que solo se llevan cuatro años: 22 del vasco por 26 del galo.

Aparte de los aspectos futbolísticos, también podría unirles la manera de abandonar su club de toda la vida. Recordemos los problemas que tuvo Mbappé en su primer intento de escapada, con intervención del primer ministro de Francia y presiones a todos los niveles del PSG, para disuadirlo de marchar al Real Madrid, con el Mundial de 2022 en Qatar como principal coartada: el jeque qatarí, dueño del PSG, quería tener a los tres mosqueteros en sus filas para la cita mundialista: Mbappé (Francia), Neymar (Brasil) y Messi (Argentina). Después, se apeló al patriotismo y al chauvinismo francés para retenerlo un año más, ante el cabreo monumental de la parroquia madridista, que llegó a renegar públicamente del delantero.

Con Nico tampoco ha sido nada fácil. El Athletic utilizó la coartada de jugar la final de la Europa League en San Mamés como la cita ineludible que no podría perderse, recalcando que no podía dejar tirado al equipo ante un acontecimiento tan histórico. Además, se apeló al cariño que le había brindado el País Vasco a él y a su familia, con Iñaki Williams, su hermano y capitán del Athletic, como principal aliado. Ante tanta presión, y con la incertidumbre de si el Barcelona podía hacer frente a su inscripción por falta de Fair Play, el pequeño de los Williams aceptó quedarse en el club vasco y rechazar la oferta blaugrana. Semejante afrenta cabreó, y mucho, a la zona noble del Barça, con Joan Laporta asegurando en un off the record que “el tren se le había pasado”.

Y aquí es donde llega la comparación con el ilustre Xavi Hernández. Recordemos que el egarense, en su última temporada al frente del equipo, decidió a finales de enero, tras la derrota ante el Villarreal (3-5) en el Camp Nou, anunciar su dimisión en diferido, es decir, que acabaría la temporada, pero el 30 de junio “pase lo que pase” se iría. Su anuncio sirvió como espoleta en el vestuario --encadenó 13 partidos invicto--, pero finalmente en la semana más decisiva de la temporada --PSG y Real Madrid--, el equipo se dio de bruces con la realidad, echando por la borda sus opciones de un título. Pese a todo, durante este tiempo, Xavi fue modulando su discurso, pasando a ser mucho más ambivalente sobre su futuro. Tanto es así que, a finales de abril, fue a casa de Joan Laporta, en la célebre cena de sushi, para pedir una segunda oportunidad. Su discurso llegó al corazón del presidente, quien pese haber activado la vía alemana en el banquillo, con Hansi Flick como mejor situado, decidió renovarle, en un acto, por decirlo de alguna manera, tan sui generis como esperpéntico. Diez días después, la espada de Damócles caía encima de su cabeza, tras la derrota en Montilivi y posterior rueda de prensa.

¿Y qué tiene que ver Nico con Xavi? Pues que los dos, en su día, decepcionaron a Laporta: uno, por sus dudas en la capacidad del club de inscribirle, y el otro, bajándose de la nave a mitad de temporada. Pero también los dos supieron reconducir la situación, volviendo a contar con el cariño del presidente: el vasco, instando a una reunión con el Barcelona para ofrecerse incondicionalmente, entonando el mea culpa, y el otro, tras una reunión con Laporta, en el que le prometió que se veía con fuerzas para seguir adelante.

En todo caso, esperemos que Nico salga más airoso que el egarense en esta segunda oportunidad. Por amigos en el vestuario no será, más bien anda más que sobrado...