Campeones o, mejor dicho, ¡campeonísimos! El Barça pudo certificar su 28ª Liga tras una espectacular temporada que se cierra con el triplete de competiciones nacionales ganadas directamente al R. Madrid. Tras el fin de la era Xavi y las dificultades económicas del club nadie se podía imaginar una temporada así. Una temporada que, para mí, será recordada como la temporada de Flick quien ha sido capaz de sacar la mejor versión de unos futbolistas espectaculares que nos hacen soñar en grande.   
Por otro lado el Barça no pudo celebrar la Liga en Cornellà como se merecía, ni siquiera los goles de Lamine Yamal ni de Fermín por la lluvia de objetos que caía sobre los jugadores azulgranas. Lamentable y no, no se trataba de ninguna provocación sino de festejar sus propios éxitos.
En esta línea quiero hacer también mención especial para Manolo González que, a lo largo de la temporada, me  ha parecido un tipo con un discurso muy coherente pero sus declaraciones de ayer fueron muy desafortunadas. Ni Lamine hizo teatro ni el Barça provocó a la afición blanquiazul. Ojalá algún día el Espanyol tenga la oportunidad de salvarse o de ganar una Liga en el campo del Barça o del Girona. Seguro que su discurso sería otro totalmente diferente. Me da pereza tanto 'ofendidito' y aguafiestas cuando la película ni siquiera va con ellos.

La Liga se ganó el domingo

Hay victorias que valen más que tres puntos y el 4-3 del Barça al Madrid en el último Clásico de la temporada es una de esas victorias que quedarán grabadas con fuego y orgullo en la memoria culé. No solo se remontó un 0-2 contra el Madrid. También se remontó contra un arbitraje que, una vez más, olía a blanco desde el primer minuto.

Escandaloso. Cada decisión dudosa, y no tan dudosa, caía del bando madridista. Penaltis ignorados, tarjetas que desaparecían como por arte de magia y un VAR que podría estar trabajando desde el palco del Bernabéu. Lo vio todo el mundo, pero ni con todo eso en contra pudieron frenar a un Barça valiente, descarado y fiel a su estilo.

Más allá del mal arbitraje, pudimos celebrar la cuarta victoria de la temporada contra el eterno rival. Brutal. Una vez más, el Barça le pintó la cara a un Madrid muy pobre que evidenció un final de ciclo inevitable. 

Arrivederci Carletto

La marcha de Carlo Ancelotti pone punto final a una etapa que, más que una despedida con honores, se ha convertido en un desenlace incómodo y mal gestionado. El Real Madrid, fiel a su estilo con las leyendas del club, todavía no ha hecho ningún comunicado oficial sobre la salida del italiano, dejando una sensación bastante extraña en el ambiente. ¿Nos están ocultando algo? ¿Están esperando a tener confirmado a Xabi Alonso? No hay por dónde coger este silencio incómodo que parece otra pataleta más de Florentino Pérez.

Ancelotti se ha dedicado esta temporada a repetir un discurso pobre, cargado de excusas, reproches y quejas arbitrales. Cuando el equipo se venía abajo tácticamente, él desviaba la atención con explicaciones superficiales y poco autocríticas. El juego del Madrid ha sido demasiado previsible, pero esto parece haber sido un problema menor para un técnico más pendiente de tener contentos a los pesos pesados del vestuario que de la evolución futbolística del equipo.

Dicho esto, sería ingenuo señalar solo al entrenador. El problema del Madrid es estructural y empieza en el palco. Florentino Pérez, obsesionado con las superestrellas y menospreciando a los jugadores de clase obrera, parece que va camino de repetir el error de los Galácticos de Figo, Beckham, Zidane y compañía.

La temporada del Madrid ha sido decepcionante a todos los niveles y, de cara al futuro, si no cambian muchas cosas, todo apunta a que será igual o peor. Xabi Alonso tiene mucho trabajo por delante, veremos si se lo dejan hacer.