El Real Madrid cayó eliminado de la Champions ante un Arsenal mucho más valiente y talentoso. Esta derrota no solo supuso un durísimo golpe para el madridismo, sino que también confirmó el derrumbe definitivo del relato construido por la prensa afín al club: el de la remontada épica, casi bíblica, que esta vez no llegó. Con las sensaciones que ha transmitido el equipo a lo largo del curso era imposible.
Los de Carlo Ancelotti no jugaron a nada. Ni rastro del peso histórico, del orgullo europeo ni de una identidad futbolística clara. Los grandes nombres como Mbappé, Vinicius y Bellingham desaparecieron cuando más se les necesitaba y, también el propio Ancelotti, volvió a verse superado tácticamente por un Arteta decidido y coherente.
Los de Carlo Ancelotti no jugaron a nada. Ni rastro del peso histórico, del orgullo europeo ni de una identidad futbolística clara. Los grandes nombres como Mbappé, Vinicius y Bellingham desaparecieron cuando más se les necesitaba y, también el propio Ancelotti, volvió a verse superado tácticamente por un Arteta decidido y coherente.
Más allá del humo que ha vendido desde despachos y redacciones amigas, este Madrid ha dejado muchísimas dudas a lo largo de toda la temporada. Sin ideas, con un fútbol espeso y una plantilla construida más para el marketing que para la competición.
Habrá que ver si esta eliminación tendrá consecuencias pero, por ahora, la sensación es inequívoca: este Madrid no enamora, no juega bien y, sobre todo, no gana. Lo que prometía ser una noche mágica en una temporada épica huele a fracaso absoluto.
Habrá que ver si esta eliminación tendrá consecuencias pero, por ahora, la sensación es inequívoca: este Madrid no enamora, no juega bien y, sobre todo, no gana. Lo que prometía ser una noche mágica en una temporada épica huele a fracaso absoluto.
Y el Barça... ¡a semis!
En la Champions no hay trámites ni rivales asequibles. El martes, tanto en Dortmund como en Birmingham, quedó demostrado. Dos de los favoritos como el Barça y el PSG lo pasaron bastante mal ante dos rivales que, en principio, tampoco tenía demasiado que decir.
En el Signal Iduna Park, una vez más, también quedó claro que Pedri es una pieza fundamental para ese equipo. Cuando el canario no está, el Barça sufre en exceso. No Pedri, no party y, ahora mismo, no hay nadie que pueda asumir su rol. 'Pedridependencia' absoluta.
Por lo general, el partido de los hombres de Flick no estuvo a la altura de las circunstancias, fue un día para olvidar pero finalmente el equipo pudo certificar su clasificación para las semifinales de la Liga de Campeones. Celebrémoslo porque más allá de cómo se logró, hay que estar satisfecho de volver a estar en unas semifinales de Champions.
Paso a paso y con una cura de humildad, el Barça ya puede pensar ahora en el siguiente escalón que será un Inter que, precisamente, no es que nos traiga demasiados buenos recuerdos.
En el Signal Iduna Park, una vez más, también quedó claro que Pedri es una pieza fundamental para ese equipo. Cuando el canario no está, el Barça sufre en exceso. No Pedri, no party y, ahora mismo, no hay nadie que pueda asumir su rol. 'Pedridependencia' absoluta.
Por lo general, el partido de los hombres de Flick no estuvo a la altura de las circunstancias, fue un día para olvidar pero finalmente el equipo pudo certificar su clasificación para las semifinales de la Liga de Campeones. Celebrémoslo porque más allá de cómo se logró, hay que estar satisfecho de volver a estar en unas semifinales de Champions.
Paso a paso y con una cura de humildad, el Barça ya puede pensar ahora en el siguiente escalón que será un Inter que, precisamente, no es que nos traiga demasiados buenos recuerdos.
Carta blanca para Mbappé
Sin demasiado brillo pero vital. La victoria en el campo del Leganés, en medio de la eliminatoria de Champions contra el Borussia, era muy necesaria para un Barça que supo jugar a cara de pero y llevarse tres puntos de oro de Butarque. A pesar de las quejas y los lamentos de Borja Jiménez, el técnico del Leganés, la realidad es que están en descenso por méritos propios y no por las pérdidas de tiempo de un Barça camaleónico que ha demostrado ser capaz de adaptarse a cualquier escenario.
La noticia del fin de semana, sin embargo, fue la expulsión de Mbappé. ¿Qué se le pasaba por la cabeza al francés? La entrada a Antonio Blanco fue criminal, de un jugador que va a hacer daño y a lesionar a un compañero de profesión. Podría haberle roto la pierna pero, ¿solo un partido de sanción? El acta de Soto Grado fue benévola pero el Comité de Competición fue todavía más permisivo con el delantero blanco. Es decir, que la violencia y la fuerza desmedida tendrán menos castigo que el “fuck off” de Bellingham el toque de nariz de Lewandowski o el aspaviento de Flick. No hay por donde cogerlo.
Una vez más, y con el Madrid ya hemos perdido la cuenta, el estamento arbitral ha dejado mucho que desear. Mbappé debería haber recibido una sanción de, como mínimo 4 partidos, pero ya sabemos como funcionan las cosas con el Madrid y sus normas a la carta.