¡Qué noche, amigos, qué noche! El del miércoles fue uno de los mejores partidos de la temporada en un escenario de primer nivel. Del primer al último jugador del Barça lo dio todo sobre el césped y del primer al último aficionado blaugrana volvió a sentirse orgulloso de su equipo disfrutando como en los viejos tiempos con el Barça.

Las sensaciones que transmite el equipo de Flick son muy similares a las del Barça de Guardiola o Luis Enrique. La plantilla es una familia, se hacen mejores entre ellos, priorizan el rendimiento colectivo por encima del individual y no escatiman en esfuerzos. Sé que las comparaciones son odiosas, pero tengo unas vibes del pasado que me gustan muchísimo. Los sueños de principio de temporada ya se han convertido en objetivos reales en este final de curso.

El 4-0 contra el Borussia Dortmund permite estar virtualmente en las semifinales de la máxima competición europea. Si no hay una debacle histórica, el Barça volverá a estar entre los cuatro mejores equipos de la Champions 6 años después, y lo hará con unas sensaciones inmejorables y con el cartel de favorito.

Es normal querer más, pero hay que recordar de dónde venimos y valorar dónde estamos. El equipo transmite confianza y madurez competitiva. Si todo sigue igual y el Barça gana el Clásico del próximo 11 de mayo, será virtualmente y quién sabe si también matemáticamente campeón. La Liga está cada vez más cerca.

'Arrivederci' Carlo

El Real Madrid vive días grises, y el horizonte no augura calma. Las derrotas ante Valencia en la Liga y, especialmente, la caída estrepitosa frente al Arsenal en Champions han encendido todas las alarmas en el Santiago Bernabéu. El proyecto de Carlo Ancelotti se tambalea peligrosamente. La paciencia del madridismo, tan intensa como exigente, está llegando a su límite.

El técnico italiano parece haber perdido el timón de un vestuario que no reacciona, que no transmite. El juego del equipo es previsible, sin alma, y los resultados lo reflejan. La prensa, los aficionados y hasta algunos sectores de la directiva ya miran hacia el miércoles como el último tren para Carlo: o hay remontada ante el Arsenal, o su ciclo podría quedar definitivamente cerrado.

Salvo milagro europeo, el arrivederci parece inevitable. Ancelotti ha sido parte de noches memorables, pero el fútbol no vive del pasado. Y en Chamartín, el presente lo es todo. Mientras tanto, Xabi Alonso prepara su mudanza al banquillo del Bernabéu, su llegada también parece inevitable.