La frase del final de temporada la pronunció hace una semana Hansi Flick: Dreaming is allowed (soñar está permitido). Y es que con el equipo en la final de Copa, con un colchón de cuatro puntos (más el goal average) en la Liga y a las puertas de los cuartos de final de la Champions, tan solo quince partidos separan al Barça de la gloria. Eliminar por el camino al Atlético de Madrid en su casa, remontadas heroicas como la de Benfica o sendas goleadas al Real Madrid, una de ellas para sumar el primer título del año, incentivan los sueños húmedos del Barcelona. Nadie esperaba, al inicio de esta campaña, que el Barça sería favorito en mayo para ganarlo todo. "Eso no es cierto", responden en el club, "Laporta sí lo esperaba".

El optimismo del presidente contrasta con los obstáculos que ha tenido que ir superando desde verano. El gatillazo de Nico Williams fue capeado con una versión esplendorosa de Raphinha. Ante la dificultad para inscribir a Olmo, se buscaron recovecos en el reglamento. Si se lesiona el portero y capitán del equipo, se traen desde Marbella un arquero retirado pero salvador. Ante la falta de dinero, se renueva un acuerdo con Nike y se busca un nuevo palancazo, el de la venta de los asientos VIP. Y si la Liga te desinscribe a tu fichaje estrella, siempre quedará el CSD. El ejercicio de supervivencia de Laporta ha sido, una vez más agónico. El presidente representa una manera de dirigir el club que genera críticas por su opacidad. También provoca algún que otro ataque de histeria, pues convierte cualquier asunto en un combate límite y a vida o muerte. Pero ahí, Laporta se defiende con todo y a la práctica, su manera de dirigir, le está resultando efectiva.

El funambulismo del presidente tiene como objetivo no perturbar la marcha de un primer equipo abstraído del ruido. Los preparadores físicos hacen su trabajo y dominan el excel, fundamental para salvaguardar la marcha del equipo. Flick domina el vestuario, sacando la mejor versión de cada uno de sus pupilos. Y los jugadores dominan al rival.

El denominador común de este Barça y el mejor Barça de la historia es La Masía, que ha brindado en los últimos años la segunda mejor generación de futbolistas de la historia del club. El equipo de Guardiola sacó del fútbol base a Valdés, Puyol, Piqué, Jordi Alba, Busquets, Xavi, Iniesta, Pedro y Leo Messi, mientras que el actual tiene en su columna vertebral a Cubarsí, Balde, Casadó, Gavi, Fermín y, por supuesto, Lamine Yamal. El mejor Barça de la historia dominó el mundo del fútbol y el actual tiene mimbres para hacerlo de nuevo.

En una época de zozobra económica, la gestión deportiva ha sido la que tocaba. Para muestra, un botón: el Barça ha rebajado desde 2021 un 15% la masa salarial del primer equipo, de 617 a 505 millones de euros. Y lejos de deteriorarse, la plantilla ha incrementado en un 24% su valor, pasando de 814 millones de euros a 1.010. Todo ello sin olvidarnos de que el Nou Camp Nou está en camino.

Acabe como acabe la temporada, haber llegado a este punto la convierte en un buen curso. Tocar metal será el premio al trabajo bien hecho. Y si se gana el triplete, será el mayor triplete jamás contado, ya que nunca se han ganado los tres títulos venciendo en una (o quizás dos...) finales al Real Madrid. Así que cierren los ojos y piensen en grande. Dreaming is allowed.

 PD: Tras anular los conciertos en el Bernabéu... ¿habría un mejor final de fiestas que celebrar un título con un concierto de Aitana en Montjuïc?