El Barça de Hansi Flick ya ha llegado a su primera final (sin contar la Supercopa de España ganada el pasado mes de enero), que tendrá lugar el próximo 26 de abril en la Cartuja frente al Real Madrid, siguen vivos en la Champions y han dado un golpe de autoridad en la Liga.
Los blaugranas despiertan una ilusión desbordante que no se había visto en los últimos años y que recuerda a los equipos que marcaron grandes épocas, hasta el punto en que son muchos los que ya abiertamente sueñan con el triplete. Es pronto para hablar de algo tan grande que solo han conseguido Guardiola y Luis Enrique pero este equipo ha dado sobradas muestras a la afición de que tiene derecho a soñar y hacerlo a lo grande.
Este Barça habla en el campo, lo ha demostrado en la Liga donde sigue líder con autoridad, y pese al arbitraje infame de Gil Manzano, se ha distanciado un punto más del R. Madrid, una distancia importante aunque no suficiente para sentenciar la Liga, el título más importante de la temporada porque es el que acredita al más regular de los 20 equipos.
La final de Copa también debe servir como revancha a las dos últimas perdidas frente al eterno rival en Mestalla, algo que muy pocos deben recordar dentro de la plantilla, un grupo plagado de canteranos que saben perfectamente lo que representa ganar a los blancos para el Barça y más en una final.
La afición se movilizará en masa para volver a tocar la gloria en el único estadio donde Leo Messi levantó un título como capitán del Barça, y aunque éste pueda ser el título menos importante de los tres, no existe triplete sin Copa, y aunque toque aguantar escuchar según qué cosas y a según quién; discursos que se pueden hacer muy largos en función de cuantos Clásicos nos queden esta temporada.
No obstante, el reto de la Champions sigue siendo el más grande al que se puede aspirar, un título que se resiste a los blaugranas y que no vemos desde 2015 con el último triplete, el broche de oro a la que podría ser una temporada para la historia más dorada del club, el gran regalo al 125 aniversario del club y a una afición que viene de pasar momentos muy delicados y merece alegrías a la altura de los que es.
El 31 de mayo sigue marcado a fuego en el ideario culer y aunque se pueda soñar como dijo Flick, trabajar es obligatorio, por lo que el equipo y el staff no deben dejarse iluminar por sueños sino trabajar para conseguirlos, algo que están haciendo con mucha solvencia hasta la fecha.
Primero toca el Borussia, que no será un rival fácil y menos con la vuelta en Alemania, luego ya seguiremos contra Bayern o Inter (los italianos van de tapados y son uno de los equipos que menos están encajando), y será después cuando toque pensar en la final, no antes.
El reto de volver a llevarse la triple corona está allí, no hay que pensar mucho en ello ni tampoco dejarse llevar, sino que hay que seguir trabajando, apoyando, animando y luchando para conseguirlo, aunque el derecho a soñar es tan legítimo como necesario.
¿Quién no ha fantaseado con ser el primer club del mundo en conseguir el tercer triplete de su historia? ¿A quién no le apetece convertir toda la ilusión, esfuerzo, y buen juego en tres títulos?
Es cierto, la Liga pinta blaugrana, aunque hay que aprovechar los regalos del Madrid para sentenciarla; la Copa está sólo a un partido frente a un rival que nos teme mucho más que nosotros a ellos y la Champions es la Champions.
Soñar soñamos, pero también trabajamos y empujamos en los malos momentos, este equipo nos ha dado el derecho a soñar, pero tenemos el deber de estar hasta el final y pase lo que pase, igual que lo están haciendo los de Flick.
Por cierto, igual que soñamos con ser el primer equipo en conseguir tres tripletes, ¿y si soñamos con ser el primer equipo en conseguir dos tripletes en la misma temporada? Tanto el equipo masculino como el femenino siguen vivos en todo y son candidatos a todo, sería hacer historia por todo lo alto porque, además, si se consigue no sólo sería un triple, sería un póquer con la Supercopa que, por el calendario y el día a día que tenemos, ya hemos olvidado.