Sin embargo, el partido ha dejado una insólita polémica fuera del césped. En un giro de guion surrealista, se ha deslizado la posibilidad de que Osasuna impugne el encuentro por la alineación de Íñigo Martínez. La razón: una normativa FIFA que impide que un jugador, tras no acudir con su selección por lesión, dispute un partido con su club antes de cinco días si no ha sido liberado oficialmente por su federación. En este caso, la Real Federación Española de Fútbol sí lo hizo, por lo que cuesta entender que ahora surja esta información con la intención de generar ruido donde no lo hay.
Si Osasuna decide seguir adelante con esta insólita maniobra, quizá sería más sencillo solicitar que los puntos se repartan en una tómbola. Mientras tanto, el Barça sigue a lo suyo: ganar, rotar y demostrar que está preparado para todo, incluso para polémicas de ciencia ficción.
Ambición desmedida
A pesar de las dificultades en su primer año en el Barça, incluyendo lesiones y los problemas de inscripción en enero, Olmo ha dejado muy buenas sensaciones sobre el terreno de juego. Su calidad y capacidad para asociarse con compañeros como Pedri, Raphinha, Lamine o Lewandowski lo han convertido en un jugador indiscutible en los esquemas de Hansi Flick. Dani Olmo forma parte del once de gala por delante de Gavi.
Sin embargo, su situación legal sigue siendo incierta. Se mantiene la cautela y, aunque no quiero llamar al mal tiempo, en abril deberá resolverse el tema de su inscripción. Perderlo en los últimos dos meses de competición sería un contratiempo prácticamente insalvable. Esperemos no llegar a ese escenario, pero debemos tener presente que esta posibilidad sigue ahí. Esta temporada estamos viendo de todo y, en general, le siguen teniendo muchas ganas al Barça.
Hablemos de la selección
Desde el pitido inicial, España mostró sus intenciones más ofensivas, pero enfrente tenía a un gran rival, muy bien trabajado por un viejo conocido de la afición azulgrana y valencianista como es Ronald Koeman. Con igualdad máxima hasta el final, fue la suerte de los penaltis la que decidió quién accedía a las semifinales. Unas semifinales que, quizá, podrían haberse alcanzado antes sin necesidad de pasar por la prórroga, en un momento de la temporada en el que la mayoría de los futbolistas internacionales ya llegan justos físicamente.
Más allá de eso, esta victoria no solo demuestra la resiliencia y determinación de la selección española, sino que también refuerza la confianza en el proyecto liderado por Luis de la Fuente. La capacidad del equipo para superar momentos adversos y mantener la calma en situaciones de máxima presión es envidiable.