En la desternillante comedia de Pedro Lazaga, Los tramposos (1959), dos pícaros se recorrían Madrid buscando primos a los que estafar, con métodos tan pintorescos como la estampita o el tocomocho. Tony Leblanc bordaba su papel, haciéndose el bobalicón y esquilmando hasta el último duro de la inocente víctima, que en todo caso intentaba aprovecharse del presunto débil mental, que iba lanzando a mansalva el dinero que había dentro de un saco, aunque al final resultaba que estaba lleno de trozos de papel y no de billetes auténticos.

Salvando las distancias, en el mundo del fútbol también hay más de uno que intenta vender gato por liebre. Sin ir más lejos, desde hace unas semanas se ha levantado la veda con Neymar como protagonista. Resulta que el brasileño quiere llegar en las mejores condiciones posibles al Mundial de 2026 y para ello necesitaría jugar en un club de máxima exigencia la próxima temporada. Seguramente, el bueno de Ney habrá pensado que el FC Barcelona reúne todas las condiciones habidas y por haber, por lo que ha iniciado, a través de sus acólitos, una campaña propagandística desde tierra, mar y aire.

Con la ayuda inestimable de Pini Zahivi, hombre de máxima confianza de Joan Laporta, y con André Cury dando la vara un día sí y otro también, se ha empezado a generar un run run en el entorno blaugrana sobre la posibilidad del regreso del brasileño. Los argumentos que apoyan esta teoría es que Neymar llegaría libre y que estaría dispuesto a jugar prácticamente gratis. Esto en el mundo de los timadores se le llama el cebo.

Para asentar su regreso, primero Neymar ha aceptado volver a su ex equipo, el Santos, con el fin de demostrar al mundo entero que aún no está acabado y que su paso por Arabia fue simplemente una metedura de pata. Sin embargo, como la cabra tira al monte, ha necesitado poco más de dos meses para que le empiecen a caer palos como panes en su país al bueno de Ney. Resulta que, coincidiendo, curiosamente, con el cumpleaños de su hermana y con los carnavales de Río, Neymar se ha vuelto a lesionar. Una lesión que se produce sistemáticamente y de forma puntual cada inicio de marzo desde 2016, por lo que seguramente se necesitaría un estudio clínico detallado para diagnosticar semejante configuración de astros, que le imposibilita jugar cuando su hermana está a punto de celebrar un aniversario.

Que Neymar ha sido un enorme futbolista es indudable y que su talento permanecerá en la memoria de todos los culés, con el clímax de la remontada al PSG (6-1), también, pero aquí tampoco nadie olvida cómo intentó llevarse por la patilla un buen puñado de millones por una cláusula de fidelidad, que ese mismo verano rompió, yéndose al PSG, y tras la negativa del club a abonarle ese montante, judicializando al club. Con cosas así, y muchas más que mejor no recordar, Neymar no estará la próxima temporada en Can Barça.

Y es que si los amigos de Neymar buscan un panoli a quien engañar, creo sinceramente que Joan Laporta, Deco y Hansi Flick no son precisamente los más indicados. Más bien, serían ellos los que te acabarían vendiendo la burra si te descuidas...