Desde su llegada al FC Barcelona en el verano de 2022 como agente libre procedente del Chelsea, Andreas Christensen ha sido una pieza clave en la defensa blaugrana. Su adaptación fue inmediata, aportando serenidad, salida de balón y una lectura táctica precisa. Durante los dos años a las órdenes de Xavi, el central danés se consolidó rápidamente como un fijo en el once titular, complementando a Ronald Araújo y aportando experiencia en momentos cruciales.

Sin embargo, el panorama ha cambiado. Tras estar todo el curso de baja por lesión y ver como Pau Cubarsí, Íñigo Martínez, Eric García y Ronald Araujo le han pasado por delante, Christensen tiene muy difícil hacerse un hueco en los onces de Flick. Además, las urgencias financieras del club, combinadas con la más que probable llegada de Jonathan Tah, han puesto a Christensen en la rampa de salida.  

El danés sigue teniendo un gran cartel y, a nivel económico, su salida representaría una oportunidad estratégica para aliviar la masa salarial. Su futuro en el Barça pende de un hilo, no solo por la falta de méritos en el presente, sino por la cruda realidad económica que define el presente del club azulgrana.

Como en los viejos tiempos

 
Fue un Barça-Atlético digno de los viejos tiempos. Como los de antes de la llegada de Simeone: abiertos, imprevisibles, con goles y mucha emoción. En este sentido, el partido no decepcionó y fue un auténtico espectáculo para todos los aficionados.

Más allá de esto, los culés acabamos un poco decepcionados. Tal y como se puso de mal el partido, el equipo fue capaz de remontarlo y ponerse con una cómoda ventaja de 4-2 que, incluso, parecía dejar sentenciada la eliminatoria. Lamentablemente, fruto de la falta de contundencia defensiva y el empuje final que ya tuvo el Atlético en la Liga, los de Flick volvieron a tropezar con la misma piedra y concedieron un agridulce empate.

Un agridulce empate que, probablemente, también fuese lo más justo. Viendo el rival que había enfrente y lo mal que empezó todo, que todo quede abierto para la vuelta también es una buena noticia para el Barça.

En fin, de momento aparcamos la Copa hasta abril y al Atlético hasta dentro de 15 días cuando visitaremos el Metroplitano. Nos esperan días de grandes emociones en los próximos partidos y, la primera toma de contacto con el calendario, ha sido mayúscula.
 

Preocupado con la versión liguera

La victoria del Barça contra Las Palmas fue un triunfo necesario para consolidar la primera posición en la liga que, en muchos momentos, ha parecido estar maldita esta temporada. El resultado fue el esperado, pero una vez más, el juego desplegado contra los rivales más pequeños, que se cierran atrás, dejó mucho que desear. 

El Barça de Flick sigue dominando la posesión, pero se encuentra con demasiadas dificultades a la hora de abrir las defensas masivas y crear ocasiones en este contexto. La falta de creatividad en los últimos metros, como mínimo, es motivo de reflexión.

No se trata de encender todas las alarmas, pero Rayo y Las Palmas, en menos de una semana, han sido un susto totalmente innecesario para los hombres de Flick. El Barça acumula puntos y sigue compitiendo de manera sólida, pero la Liga es muy larga y hay muchos equipos que plantearán este esquema defensivo atrás.  

Esta versión del Barça, resolutiva pero poco convincente, genera dudas sobre si será suficiente para conseguir el título de liga. No quiero sonar pesimista, pero si el Barça no encuentra la fórmula para desactivar estos dibujos, el campeonato podría escaparse en cualquier escenario y contra cualquier rival.