La cruzada de Florentino Pérez contra los árbitros es un episodio sin precedentes en el fútbol español y resulta extraña por cuanto ha partido del club que históricamente ha sido y es el más beneficiado por los colegiados. Algunos ya la definen como Blanqueira.

Por citar solo un ejemplo, en las últimas 20 temporadas, que comprende la “sospechosa” etapa Negreira, el Real Madrid ha contado con 170 penaltis a favor (líder destacado) y el Barcelona, 159. Con un detalle curioso, al Barça solamente le señalaron 2 penaltis a favor en la última Liga ganada (22-23), mientras que al Real le obsequiaron con 12. O sea, los árbitros lo intentaron, pero fue inútil porque el Barça de Xavi ganó aquella Liga con 4 jornadas de antelación.

Quizá por ello, por ayuda insuficiente, a partir de esa temporada el Real Madrid comenzó su cruzada anti arbitral, destinada a desacreditar a todos los colegiados sin excepción, con la esperanza de tener actuaciones más benévolas que, aunque se reflejan en esos 10 penaltis a favor y uno en contra en la presente Liga, parece que no les basta.

Ese penalti en contra en el último clásico ha motivado el ridículo más espantoso que se le recuerda al club más generosamente tratado por los colegiados. Sus medios de comunicación propios y afines escupen andanadas de críticas, sobre todo contra el VAR y sus operadores, que es el objetivo principal. Ese es el mismo VAR que descubrió en Anoeta que Lewandowski calza un numero 57 para anularle un gol al Barça. Por citar un ejemplo.

No cabe duda de la evidente mejora que el VAR ha supuesto para la justicia futbolística. Eso es lo que parece que se le haya atragantado al Real Madrid, que vivía más cómodo cuando, bajo la excusa de “errores humanos”, se tapaban las tropelías que los árbitros cometían contra sus rivales. Y eso, desde que el franquismo le adoptó como hijo predilecto del régimen. Para el Real, es indudable que con Franco vivía mejor y que el progreso tecnológico está reñido con su idiosincrasia por lo que de merma puede suponer para su incierta gloria.

De nuevo una estadística avala esos temores, porque desde la instauración del VAR al Real le han rectificado y/o anulado 68 decisiones arbitrales inicialmente favorables. Le sigue el Valencia con 56 y el Getafe con 55. El Barça está en 41. Por supuesto, que el Real es el número uno en esa clasificación, mientras al Barça se halla en el puesto 17. Imagínense lo que ocurriría sin el VAR.

La pataleta infantil que generó aquel penalti del clásico, reflejada en la carta del secretario de la Junta madridista a la Federación y la Liga, ha sido avalada por los corifeos afines, que han llegado a proclamar que en el encuentro contra el Atlético el equipo debió retirarse del campo como protesta por el penalti señalado en su contra. Un penalti, desde luego, indiscutible, pero que debió afectar las meninges de alguno, aunque la propuesta más juiciosa partiera de aquel que dijo que el Real debe retirarse de la Liga. Nunca nadie instó antes una decisión más juiciosa y acertada. Para la Liga supondría una brisa de aire fresco (de la sierra, dicen en Madrid) que borraría cuanto de conflictivo comporta su Blanqueira, que es una injusta, inmotivada, beligerante e insidiosa política de intimidación a los árbitros.