No es la primera vez, ni será la última, que destacamos la extraordinaria habilidad del presidente del Barça, Joan Laporta, para atraer con su oratoria la atención no solo de la masa social azulgrana sino también de los medios informativos. En su segundo mandato, Laporta ha introducido en su vocabulario algunas palabras que parecían en desuso cuando llegó por primera vez a la presidencia para vivir los mejores años de su vida, según proclamó allá por el 2003. A “Palancas” e “imponderables” hay que sumar la última pronunciada en la Gran Gala del Mundo Deportivo, el pasado lunes. Antes del cierre del mercado de fichajes lanzó una declaración ante todos los invitados que puso al periodismo y a los aficionados a frotarse las manos: “Estamos a punto de cerrar una operación en el mercado, y estoy pendiente de Deco en estos instantes”.
¿A quién ficharemos? Fue lo primero que vomitaron las redes sociales expectantes ante semejante anuncio. Pero no, no era un fichaje del Barça. Todo lo contrario. Una vez finalizado el evento, Laporta concluyó su número mágico. Entonces habló de que se trataba de unas “operaciones colaterales”. Era el traspaso de Nico, un jugador canterano que el Barça no ha querido en ningún momento, y que Pep Guardiola se ha llevado al Manchester City. Muchos aficionados se fueron a dormir pensando en quién sería la nueva contratación, y se levantaron con nada. Corren estos tiempos en los que más de uno nos acostamos leyendo unas noticias que ya a primera hora de la mañana del día siguiente han pasado a mejor vida.
Pero el presidente del Barça es así. Por eso hay muchos barcelonistas que lo votaron y lo siguen adorando, y otros muchos que saben que no está gestionando el club como se esperaba de él. Pero el equipo está al acecho del líder, tanto que ha disparado los nervios de Florentino Pérez, y mientras los resultados sean positivos, los opositores tendrán que agarrarse a los “imponderables” o a eso de “operaciones colaterales”.