Desde hace cuatro años, Dani Olmo sufre lesiones crónicas irreparables. Los rumores, por el lado azulgrana, empezaron a dispararse antes de la Supercopa de España con métodos que intentaban camuflar, sin éxito, una evidencia: a sus 26 años, Olmo no puede jugar 90 minutos. Esta premisa me suena si pienso en Ansu Fati, aunque afortunadamente para el de Terrassa, la situación no es tan catastrófica. Empezando porque es un jugador top, consagrado y que sabe lo que quiere.
Pero sus lesiones son intermitentes y la de ahora tampoco parece que no dejará secuelas. De entrada, no se le espera ante el Atalanta en Champions para este miércoles y, con suerte, podrá estar para el domingo en Liga frente al Alavés. Aunque es una esperanza remota, que todavía requiere de analizar cómo evolucionará esta semana.
Lo que ahora empezamos a deducir, desde el club lo sabían de antemano: ficharon a un jugador top, efectivamente. Pero también ficharon a un jugador sabiendo de sus problemas físicos de por vida. Si bien es cierto que se cotiza todavía, los clubes conocen las limitaciones del bueno de Olmo.
Volviendo a los paralelismos o comparaciones odiosas, el Barcelona es un especialista en fichar a jugadores con problemas, aunque los conozca antes de firmar: Vermaelen, Kun Agüero, incluso Arda Turan, con sus problemas nutricionales. No viene de uno más que, como mínimo, cuando está disponible sí marca las diferencias.
Lo mínimo que se debería pedir al club es no explicar lo evidente, pero tampoco insistir en vender una realidad imposible de defender. Convocarlo y no sacarlo, aunque sea a la media parte en un partido de Liga contra Las Palmas, donde los azulgranas sufrieron y perdieron, fue un síntoma de que Hansi Flick quería jugar al despiste.
No hace falta. Los números hablan por sí solos. En la temporada 2021-2022, estuvo 99 días de baja. En la 2022-2023, 86 días. En la 2023-2024, 114 días. Y de momento, en la 2024-2025, ya suma otros 42 más. Y todas estas cifras de escándalo por 2 o 3 lesiones que sufre cada temporada de media. Las roturas de fibras siempre son difíciles de resolver.