La remontada del Barça en el campo del Benfica fue tan épica como preocupante. En un duelo que parecía perdido, los azulgranas demostraron personalidad y un carácter que, en temporadas anteriores, no habríamos visto.

La irrupción de Pedri, resolviendo el caos general con su talante y talento  en el centro del campo, fue decisiva para darle la vuelta al marcador. Sin embargo, la victoria no oculta los problemas que arrastra el equipo. Los errores infantiles en defensa, agravados por una actuación cómica de Szczesny, facilitaron los goles del Benfica. A este nivel, estos desajustes complican los partidos y la lucha por los títulos.

A pesar de la euforia desmesurada que generó la manera en la que se conseguió la clasificación para los octavos de final de la Champions, hay que mantener los pies en el suelo. Este triunfo, por meritorio que sea, no significa que se haya ganado nada. Para aspirar a la máxima competición europea, será necesaria una mejora sustancial en la solidez defensiva y en la capacidad de gestionar los momentos delicados. Que esta remontada sea un punto de partida y no un final de trayecto.

Mucho mejor

¡De locos! Cuando solo queda una jornada para acabar la fase regular, ya podemos decir que la Champions League de este año ha sido de todo menos previsible. De todos los favoritos para alcanzar los octavos de final, solo el Barça y el Liverpool pueden respirar tranquilos. El resto, aunque están muy cerca, han cometido errores graves en momentos clave que han dejado la competición abierta hasta el último suspiro.

El Real Madrid, por ejemplo, se encuentra en una situación difícil y, en estos momentos, tiene pocas opciones de acceder directamente a los octavos de final. Los blancos tendrán que golear y esperar una carambola muy poco probable. Otro de los grandes, el Manchester City, tampoco ha estado a la altura de las expectativas y tendrá que jugarse el todo o nada en la última jornada. Un caso similar es el del PSG, que también está sufriendo mucho y todavía no ha asegurado su billete europeo.

Mientras tanto, algunos equipos menos mediáticos como el Mónaco, el Lille, el Brest y el Feyenoord, entre otros, han convertido la sorpresa en una realidad. Desafortunadamente, no ha sido el caso del Girona que, pese a los esfuerzos, no ha sido capaz de plantar batalla.

¿Favorece este nuevo formato de la Champions al espectáculo y la emoción, pero es realmente más justo que el modelo anterior? La semana que viene, lo sabremos.

Maldito Getafe

El partido contra el equipo de Bordalás volvió a ser una visita al dentista sin anestesia para el Barça. El juego cobarde y defensivo de los madrileños, con todo tipo de artimañanas para sacar del partido a los azulgranas, volvió a tener demasiado premio y demasiado poco castigo.

Es incomprensible como, por quinta vez consecutiva, el Barça fue incapaz de ganar en el Coliseum contra un conjunto tan vulgar. El equipo de Flick, que tenía una buena oportunidad para recortar distancias con sus rivales, volvió a dejarse puntos contra un rival de la zona baja.

El balance de haber sumado solo 6 puntos de los últimos 24 es demoledor y, viendo cómo se le complican los partidos al Barça contra los rivales que ponen el autobús, se me hace difícil pensar que la Liga aún es posible. No es que el Real Madrid y el Atlético tengan que ganarlo todo, sino que difícilmente el Barça será tan perfecto como para recortar esta distancia de tres partidos y ganarlo casi todo. Si a esto, también le sumamos que las decisiones arbitrales nunca caen del lado azulgrana, es mejor que nos centremos en otra cosa.

Sé que es pronto para decirle adiós a un título, pero el objetivo ahora debe ser competir hasta donde nos dejen en la Liga y priorizar la Champions y la Copa del Rey.