Como si estuviéramos en la platea del teatro Coliseum, presenciando el monólogo más reconocible de Hamlet, del gran dramaturgo inglés William Shakespeare, cuando el príncipe danés, calavera en mano, entona el famoso Ser o no ser: he aquí la cuestión, en el seno del club blaugrana también asolan las dudas e incertidumbres sobre el futuro de algunos jugadores. Uno de los casos más ilustrativos es el de los centrales Ronald Araujo y Éric García. Ambos cuentan con ofertas interesantes para salir en el mercado de invierno: el charrúa tenía detrás a la Juventus de Thiago Motta, mientras que el español estaba oyendo con atención los cantos de sirena desde Girona y Como. En principio, la entidad catalana no hacía oídos sordos a la salida de uno, pero la lesión de Iñigo Martínez, que estará un mes de baja por una lesión en los isquiotibiales, ha obligado a cambiar radicalmente el escenario.
Quien tenía todos los boletos para marchar era Araujo. El defensa no estaba asimilando bien su rol secundario en la plantilla y buscaba otros caminos, espoleado por unos agentes que iban locos por la música, en busca del cambio de aires y la comisión pertinente. Sin embargo, Deco, que estuvo viviendo extrañamente toda la polémica de Dani Olmo y Pau Víctor de vacaciones en Brasil, decidió en esta ocasión coger el toro por los cuernos, convenciendo al jugador para que se quedara. Se trataba más de una necesidad puntual que una convicción: la plantilla no podía perder a dos de sus mejores defensas -Iñigo y Araújo- de una tacada, y aún menos con un enero tan cargado de partidos, con tres competiciones (LaLiga, Champions y Copa) en juego.
Con Éric, la situación parecía más sencilla. Clubes como el Girona y el Como estaban subiendo la apuesta por el internacional, por lo que el Barcelona se limitaba a esperar a ver quién sería el que acabara saltando la banca. Sin embargo, el gran rendimiento del canterano está sirviendo para que Flick tenga cada día más dudas, al más puro estilo Hamlet, sobre la conveniencia de su marcha. El partido contra el Benfica de este martes no ha hecho más que alimentar aún más esa incertidumbre: Éric no sólo marcó un gran gol de cabeza, sino que su juego permitió encontrar soluciones más fáciles en la salida de balón desde atrás.
En manos de Flick está la última palabra. Evidentemente, si prioriza la contundencia física y la potencia en el juego aéreo, no hay discusión posible sobre la relevancia de Ronald, pero si se subraya más la salida de balón y el juego de posición, entonces el claro ganador es Éric.
Veremos cuál es la decisión final de todas las partes. Por ahora, los agentes de Araújo están citados la próxima semana para abrir las negociaciones a su renovación, mientras que con Éric todo está todavía en el aire. Lo único cierto es que el técnico alemán ya ha transmitido a Deco su deseo de que ambos jugadores sigan en la disciplina blaugrana.
El problema es que si no hay salidas, será imposible reforzar al equipo este enero, pese a estar ya en la regla 1:1 del fair play. Con el nombre del delantero desahuciado del Manchester United, Marcus Rashford, en el horizonte, desde el club se insiste en la necesidad de liberar fichas. Y evidentemente, si no se mueven los centrales, a día de hoy sólo hay un jugador al que Flick le ha abierto públicamente las puertas de par en par. Su nombre: Ansu Fati.