El Barça necesita dinero para mantenerse en la élite de la élite; es decir, para seguir teniendo a los mejores futbolistas y poder pelear por los grandes títulos. Y, a veces, la urgencia lleva a tomar malas decisiones.

Se está viendo con el Barça de Laporta, que si bien ha firmado un grandísimo acuerdo con Nike, antes se desprendió de algunos activos, o vendió parte de los futuros palcos vip por un precio que, en otras circunstancias, hubiera podido ser mayor.

Pero no solo eso. Este Barça quiere hacer caja con todo. Incluidos objetos que bien podrían ir al nuevo museo, como la taquilla que utilizaba Leo Messi, hoy puesta a subasta.

El Barça se quiere desprender de los banderines de córner del Camp Nou, de algunas taquillas de jugadores, de fotografías históricas… Objetos con los que quiere ingresar no menos de un millón de euros.

Está bien, hay que tener visión de negocio, pero no todo vale.

Algunos de estos objetos, más allá del valor económico, tienen valor sentimental, y deberían ir al museo del Barça, un espacio que, hasta ahora, era muy bonito, pero en el que la calidad de lo expuesto –poco material original– brillaba por su ausencia.

El nuevo museo parece que irá en la misma dirección.