Barcelona de Serveis Municipals (BSM), el órgano dentro del Ajuntament de Barcelona que gestiona todas las actividades en la Anella Olímpica, le ha comunicado al FC Barcelona que a partir de mayo tendrá que hacer las maletas porque la agenda cultural en el estadio de Montjuïc se inunda de conciertos que harían totalmente imposible la compatibilidad con el fútbol.
Evidentemente se trata de un límite establecido de antemano y que en principio no tendría que preocupar a los responsables de la construcción del nuevo Spotify Camp Nou, que mantienen los plazos de finales de enero o principios de febrero, para acondicionar el campo y dar entrada a un mínimo del 60% de aforo.
Descartado absolutamente regresar al Camp Nou a finales de año, Joan Laporta se ha resignado a una fecha mucho más real y menos ilusoria, alejándose de las proclamas de su vicepresidenta Elena Fort, quien no hace muchos días aún señalaba finales de diciembre como una posible fecha para volver a casa. 
No sólo Limak, la empresa constructora turca ha tenido que parar los pies a estos mensajes tamizados de más rauxa que de seny, sino que la propia UEFA, de nuestro querido Ceferin, se ha encargado de dejarle muy claro al club catalán que no podrá cambiar de estadio hasta que finalice la primera fase de la Champions. Es decir, hasta el 29 de enero cuando el Atalanta italiano visita Montjuïc. Con este mandato tan rotundo sobre la mesa, plantearse la opción de jugar en el nuevo Camp Nou los partidos de la Liga y en Montjuïc los de Champions suena a tan descabellado como irresponsable.
Una vez confirmado que hasta febrero, como mínimo, no se abrirán las puertas del nuevo Spotify Camp Nou, queda un segundo enigma que superar. Y no sólo saber quiénes tendrán la suerte de formar parte del 60% de elegidos que podrán disfrutar del campo -con preferencia absoluta para los fijos de Montjuïc-, sino también cómo se repartirán los asientos y los problemas consiguientes de acceso a un estadio que todavía estará en obras, con la tercera gradería sin completar
Muchos inconvenientes, sin duda, que el club tendrá que ir resolviendo a medida que se vayan agolpando en la mesa. Y sabiendo además que no se puede demorar mucho el regreso, ya que en mayo Montjuïc cierra el fútbol para acoger la música. Si bien nadie en BSM ha querido adelantar cuáles son los conciertos ya firmados, acogiéndose a la confidencialidad, parece claro que todos los fines de semana a partir de mayo estarán ocupados y sin posibilidad alguna de modificación. 
Como epílogo, y para que el lector se dé cuenta de la importancia de los eventos que se organizan en la Anella Olímpica, el partido del 30 de noviembre contra Las Palmas se juega a las 14 horas, porque a las 18 horas hay un espectáculo de motociclismo en el Palau Sant Jordi, y en el Ajuntament de Barcelona hay consignas claras de evitar la coincidencia de actos multitudinarios que colapsen los accesos de la montaña mágica.