El arte del fuera de juego, sublimado por Hansi Flick en Barcelona, se ha convertido para los culés en la vuelta de tuerca de su famoso y aclamado estilo. Curiosa contradicción, para un club que celebra su 125º aniversario bajo el lema Volem la Pilota, que su nueva seña de identidad sea una acción llevada a cabo sin el balón. Esto daría para un artículo en sí mismo, pero los resultados y el juego del Barcelona nos permiten obviar estas pequeñas contradicciones y que nos permitenen disfrutar de un cómodo, plácido y apacible liderato.
La línea inquebrantable que ha instalado el Barcelona casi en el centro del campo ya ha dejado en fuera de juego 99 veces a sus rivales. A los contrincantes les han anulado 13 goles, 7 de ellos VAR mediante, por posición antirreglamentaria. Los rivales ya no se atreven a celebrar los goles hasta que los validan desde Las Rozas, por miedo a convertirse en un meme mundial, como le pasó a Kylian Mbappé en el último Clásico.
Esta táctica, una modernez genial para el fútbol en tiempos del VAR, es una delicia para los amantes del buen fútbol. La defensa adelantada junta al bloque, agiliza la presión, se convierte en una fuente inagotable de recuperación rápida de balones y maximiza los beneficios que se le pueden sacar a la tecnología. Es, en definitiva, una idea brillante del técnico alemán.
La victoria catalana en el Clásico y el gusto del Barcelona por esta nueva técnica (es el equipo de Europa que más fueras de juego a favor provoca) han provocado una enorme frustración en los rivales y en la brunete mediática madridista.
El nuevo soniquete, que se repite para que cuaje como la gota china, es el siguiente: no se puede pitar fuera de juego por una oreja o un hombro. Desgraciadamente para ellos, la norma es la norma y pongas donde pongas el límite, siempre habrá medio centímetro que genere la controversia.
De hecho, Arsene Wenger, extécnico del Arsenal y actual director de la División de Desarrollo del Fútbol Mundial de la FIFA, presentó una iniciativa para cambiar la norma y dar ventaja al delantero sobre el defensa. Conversé con él sobre su propuesta hace no mucho y él mismo la descartó. “Quería devolverle la ventaja al delantero, pero parece que todo el mundo en el fútbol está de acuerdo con la norma actual así que no hay necesidad de cambiar”, me soltó. Como diría el poeta, no hace falta decir nada más.
También se pone en duda el sistema semiautomático de fuera de juego y los más osados apuntan, de nuevo, a las relaciones entre Jaume Roures (avalador del Barcelona), Mediapro y el VAR. Recuerden que ni Roures dirige ya Mediapro ni la empresa catalana tiene atribución alguna en la gestión del videoarbitraje. Mal que les pese a algunos, una mentira repetida mil veces no se convierte en realidad.
Parece que algunos no contaban con el buen papel del Barcelona en este inicio de curso e intentan desacreditar el sistema revolucionario que ha implantado Flick. Pero ya se sabe cómo funcionan estas cosas. Primero te llaman loco, después se ríen de ti (véase a Mbappé haciendo el gesto de la vaselina), luego se enfadan (en esa fase estamos ahora) y cuando se den cuenta, intentarán imitar al Barça de Flick.