Vaya por delante que este titular me vale también con los jugadores merengues, colchoneros o vascos. Aquí no se hacen distinciones. Pero considero que es de recibo dar algunas especificaciones y situar a los personajes en el lado que les corresponde... Y no el que se vende.
Me aburre soberanamente el titular que se viene repitiendo desde hace tiempo: empezamos maldiciendo todas las lesiones de los jugadores azulgranas por culpa del virus FIFA. Ahora, parece que el concepto está pasado de moda, pero el fondo sigue siendo el mismo y hemos puesto otro nombre al tema: Luis de la Fuente.
Basta de una vez por todas de buscar culpables o responsables externos a un tema que nunca cesará, como mínimo, tal como está la situación en estos momentos.
Los primeros que quieren jugar con la Roja son los jugadores y ponemos nombres propios: Dani Olmo, Fermín, Pedri o Gavi. Evidentemente hay la obligatoriedad de jugar si la selección española te llama a filas, pero no hace falta llegar a este extremo porque lo que les pagan por partidos tan irrisorios como la liguilla de pachanga de estos días es incalculable. Hablamos de millones. Y ya lo dice la canción: ¡Solo se vive una vez! A esto se cogen unos jugadores que, como a todo el mundo, les gusta el dinero. El pluriempleo es una tendencia de muchos. Los jugadores profesionales no son la excepción.
Pero vamos a dar un ejemplo muy directo de lo que digo y nadie, a día de hoy, es capaz de considerar y aceptar públicamente. La gravísima lesión de Gavi del pasado noviembre del año 2023 que le supuso una rotura completa del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha solo tiene un culpable: él mismo. Fue el propio Gavi quien decidió, después de notar unas molestias considerables y recomendarle que se retirara, seguir jugando. Hizo caso omiso a los servicios médicos de la Roja y acabó rompiéndose por completo. Sucedió en Valladolid, en un España vs Georgia. Prácticamente un año después, todavía hay quien tiene 'la jeta' de decir que se le exprimió demasiado. Tiren de hemeroteca porque todo queda escrito.
Cuando vuelvan los jugadores, que alguien haga un ejercicio de sinceridad y digan cuánto cobran por estar solamente 90 minutos en el césped y los pluses que llevan por dormir fuera, coger un avión y desayunar en un hotel. Un escándalo.