Justo hace un año, el 26 de junio de 2023, llegó al Real Club Deportivo Espanyol Fran Garagarza como director deportivo. Es indudable que en un club donde no mandaba absolutamente nadie, había desidia en los departamentos y pocas ganas de trabajar e, incluso, me consta que más de uno alegaba el teletrabajo como norma habitual para evadir sus responsabilidades presenciales, dar la vuelta a todo ello suponía un reto mayúsculo. 

Y en estas andaba Garagarza, que se encontró con un club con unas cifras que dan miedo: 67 millones de deuda, 30 de los cuales se lastran de la anterior temporada: 80 en el ranking de límites salariales de la categoría; 50 presupuesto de la categoría; y con una cantera como único remedio al futuro porque desde China ya le dijeron que "la inversión sería de cero"

Si con el tema económico no tiene nada que ver, vamos a ver qué gran medalla se ha puesto. La principal: cargarse una figura venerada, pero fracasada como ha sido Luis Garcia de entrenador. Y eso sumado a que la experiencia de Garagarza ha hecho lo imposible. Esto y el hecho de tener un club con una autoridad tan alejada a nivel físico, pero también mental, han permitido, con suerte, que los que han llegado han tenido carta blanca para hacer y deshacer sin consultar a un inversor chino que sabe de juguetes, pero no de fútbol. La experiencia del director deportivo en el Eibar y el Wolves de la Premier League, sumado a un plan estratégico que pasa por la reconstrucción del equipo, desde el primer equipo, hasta las categorías inferiores, dan mucha esperanza.

Pese a ello, la realidad es dura. Más allá de las cifras, debemos ver cómo el Espanyol se vuelve a aposentar en Primera División: ¿Seguirá siendo el club made in China o encontrará otro inversor? ¿Mejor malo conocido que bueno por conocer? Las deudas siguen y, más allá del talento humano, harán falta unos cuantos millones para que el desastre no vuelva a asomarse. De momento, el derbi catalán entre Barça y Espanyol está garantizado, ¡bravo!