Leo con estupefacción que la única opción que contempla Joan Laporta, y por ende el resto de la directiva y la dirección deportiva, es Rafa Márquez como alternativa a Xavi Hernández. Los motivos que se esgrimen es que el mexicano es una persona de club, capaz de adaptarse al contexto y necesidades de la entidad, que conoce muy bien a los jóvenes en el filial y sobre todo, o por encima de todo, que es barato. No voy a poner en duda ninguno de estos argumentos, ni tan siquiera que el club lo vea como un saldo, pero creo que es quedarse con las luces cortas si la apuesta final es la de Rafa Márquez, por mucho que venga apadrinado por Laporta y compañía.
Si ya le ha sido muy difícil gestionar el entorno a Xavi Hernández -una leyenda superior incluso que el anterior inquilino, Ronald Koeman-, el panorama que le espera al bueno del Kaiser sería desalentador, siendo benévolo. Su inexperiencia sería el primero de los muchos obstáculos que se encontraría, además de un carácter en teoría poco habituado a gestionar estrellas y egos, un ADN blaugrana desnaturalizado, un desconocimiento de los 'ismos' que giran entorno al club...
Sería sin duda la apuesta más económica pero a la vez la más arriesgada. Y es que Márquez empezaría su aventura con el primer equipo prácticamente sin red, con un entorno afilando las lanzas y una afición tan desconcertada como expectante, dispuesta a mostrar su repulsa a las primeras de cambio. Y es que si hay algo que todo el mundo coincide es que Márquez no levanta pasiones en la parroquia blaugrana, que espera la llegada de un nuevo Moisés en el banquillo, que guie al equipo a la tierra prometida.
Con el adiós de Xavi prácticamente cerrado -las pocas ascuas que aún quedaban se acabaron quemando en la fogata de la Champions-, la elección del nuevo ocupante en el banquillo será la que acabe marcando los últimos años de gestión de Laporta, incluso antes que el regreso al Camp Nou. Un error en esta carpeta abriría definitivamente la caja de Pandora, con una oposición cada día más resuelta a dar un paso adelante.
Es evidente que la apuesta de Márquez es una jugada de profesional de póker. Si sale bien, te llevas la mano y de paso arrasas en la mesa, pero como salga mal, te puedes quedar sin blanca a las primeras de cambio.
Conociendo a Laporta, aún no se puede descartar un cambio de guion de 180 grados. Y no me refiero a Xavi, que cuando anunció el 27 de enero su marcha lo tenía todo atado y bien atado, sino a la aparición de algún nombre que ya ha sonado y que podría encender las luces de la afición. Me refiero al alemán Hansi Flick, el arquitecto del mejor Bayern de todos los tiempos, que lleva tiempo dejándose querer a través de su agente Pini Zahivi, representante de Lewandowski, y amigo íntimo de Laporta.
En cualquier caso, si finalmente se confirma que la única alternativa de Laporta  es Márquez, haría bien el presidente de dar un paso al lado y dejar entrar a gente con ideas renovadas y proyectos consolidados. Sería sin duda un acto de barcelonismo por parte Jan, igual o incluso superior al que hizo Xavi renunciando a cobrar el año que le restaba.