Cuando era pequeña siempre me gustaba leer aquellas columnas que, con un breve epígrafe en cada párrafo, te resumían diferentes temas en un mismo espacio. Considero que es una buena técnica narrativa cuando debes decir muchas cosas concisas y, a la vez, sabes que si te alargas más de la cuenta puedes caer en el relleno barato o no ser suficientemente clara en los mensajes. Así que voy a ello.

Vinicius Jr. Es un personaje que provoca, a los que no son del Real Madrid, que le tengas muy poco aprecio, dentro de los parámetros que la rivalidad sana permite. Lo que es inaceptable, más allá de sus provocaciones dentro del campo, es el personaje que él solito se ha creado fuera del césped. Dicen que lo mejor para no perder la razón pasa por la coherencia. Y es este el atributo que le falta a Vinicius. Una persona que no acudió a declarar por los insultos racistas sufridos en Valladolid el 30 de diciembre de 2022, no resulta coherente verlo llorar en una rueda de prensa un 25 de marzo de 2024, precisamente, sobre este tema que tanto le afecta, según él. A parte de buscar material para su propio documental, todavía es más detestable que lo aproveche coincidiendo con el parón por selecciones y sabiendo que la jugada, comunicativamente hablando, le saldrá redonda. Busca protagonismo, está desesperado. Me parece que es totalmente compatible condenar cualquier insulto racista u homófobo con señalar la falta de credibilidad de este personaje. Y hasta aquí.

Dani Alves. Me pregunto demasiadas cosas. La primera es cómo, en el terreno penal, si pagas puedes conseguir tener la justicia de tu parte. No estamos hablando de un desfalco a Hacienda, estamos hablando de una violación. El millón de euros no los ha pagado antes de la condena, los ha pagado después. A partir de aquí, me niego a recibir por respuesta "es que no entiendes la ley". Claro que no, porque no tiene ninguna lógica. No hace falta ser un experto en derecho para denunciar la actuación del sistema judicial en este caso. Pero todavía tengo más preguntas por resolver. Realmente, un señor que solo con un reloj de los que guarda en su mesita de noche ya puede reunir un millón de euros, ¿no tiene tal cantidad de dinero? ¿Algún día investigaremos el por qué su exesposa, Dinorah, se convirtió en su representante después de divorciarse y, ahora, ha rechazado ayudarle? Sea como sea, es un violador en mayúsculas. Y punto.

Gerard Piqué. Este tema lo dejo para ampliar en próximos episodios. Tan solo me gustaría lamentar que la prensa catalana, en general, omita el berenjenal en el que está  el exazulgrana en el caso Rubiales si nos atendemos a las conversaciones telefónicas que ya se empiezan a filtrar. El periodismo no puede tener estos favoritismos tan, absolutamente, descarados.