Los nombres propios de los managers, o sin anglicismos, representantes de futbolistas, empiezan a estar en decadencia. O, aunque sea, saber que deben de convivir desde hace un cierto tiempo con auténticas empresas jerarquizadas que, más allá de los famosos contactos del mundillo, han sabido profesionalizarse y ofrecer un servicio 360 a los futbolistas y, especialmente, a sus padres: son buenos representantes y aseguran un rédito con las negociaciones que deban tener con el club en cuestión, pero también aportan servicio de asesoría, gestoría, ayuda psicológica y un perfecto departamento de comunicación para gestionar las puestas de largo en público, pero también en redes sociales.
Es en este perfil de managers donde se embarcan las jóvenes promesas azulgranas que han debutado en los últimos tiempos. Tal como expliqué el pasado mes de octubre, en el caso de Guiu, su entorno apuesta por llevarlo desde unas normas profesionales y de rectitud a través de Interfootball Management. Juntamente con otra perla de La Masia, Pau Prim, es una apuesta de un equipo de management que quiere ir más allá de los clásicos servicios de representación.
Pero esta tendencia también la siguen jugadores más veteranos, sin ir más lejos, Gundogan ha apostado por reforzarse con otros servicios profesionales. Y también en otro joven, Pau Cubarsí, que todavía es más sorprendente quién está detrás de él. Bahía Internacional es su agencia de representación que emana de la productora Atlántica Producciones, vinculada al canal de televisión privado Antena 3, cuyo primer objetivo era la representación de actores para, posteriormente, sumar la de futbolistas.
Así que yo me pregunto dónde quedan los clásicos. El más conocido es, sin duda, Jorge Mendes, pero también está Mino Raiola por citar otro ejemplo. Aunque no debemos viajar demasiado porque Barcelona también ha sido una cantera original de representantes de futbolistas: un mítico como Josep Maria Orobitg nos lo reafirma. Pero, como el fútbol, este oficio también se está transformando.
En el terreno de esta profesión, unos que lo han sabido hacer porque han combinado a la perfección estas nuevas exigencias con la clásica reputación personal son Carles Puyol e Ivan de la Peña. Pero si hubiera de dar un ejemplo contrario, de no éxito, sería otro. Aquí ya paso del manager al jugador puro y duro. Me refiero a Shane Kluivert, todavía viviendo del chollo de ser el hijo de Patric Kluivert y, por lo tanto, jugando en el FC Barcelona.
Para terminar, un detalle sobre el último: Kluivert entró en la misma temporada, el año 2018, que Cubarsí y Lamine Yamal. Uno se dejó llevar por la opulencia y un entorno profesional poco ordenado. Los otros dos, han seguido rumbos diferentes y, a diferencia del pobre Kluivert, se han ganado la confianza para debutar en el primer equipo.