Fue en agosto del 2014. Tata Martino vivía tranquilo en su hogar de Rosario. Hacía unos meses que había dejado de ser entrenador del Barça. Tuve la oportunidad de visitarlo en su ciudad natal. Y degustar una buena comida en uno de sus restaurantes preferidos. Rechazó una entrevista pregunta-respuesta. Pero me contó tantas cosas de su paso por el Barça... En mi memoria estallan un par de ellas.
“Hay veces que uno reclama una segunda oportunidad, y otras en que piensa que no dio la talla y no merece pedirla”. Estaba reconociendo que no había sido el entrenador que el Barça habría querido. Aceptaba la derrota. Había ganado en el campo del Rayo 1-4 y había sido criticado porque por primera vez el Barça había perdido la posesión del balón. La mayoría de la prensa de este país lo maltrató. Habíamos heredado un Barça excepcional de la mano de un técnico que con el tiempo se ha convertido en un ídolo incontestable e irremplazable.
La segunda frase para la posteridad que me brindó el hoy técnico del Inter de Miami fue: “Si hay algo de lo que me arrepiento es de no haber dado a Sergi Roberto la oportunidad de ocupar la posición en la que habría brillado, pero entonces tenía a Xavi y a Iniesta”. La recordé el día que el número 20 del Barça --el 20, no el 6 ni el 8, ni tampoco el 4--, enderezó el resultado del equipo contra el Almería. Dos golazos y un travesaño. Jugando ahí donde le habría agradado a Martino colocarlo pero entonces tenía otros monstruos.
Sergi Roberto es uno de esos jugadores que ha pagado penas por pecadores. Y puede que esté pecando de oportunista y aprovechando la oportunidad de que en la última jornada tuvo esa actuación destacada. Pero no lamento estar en contra de tantos detractores. Puede que en el futuro inmediato veamos a Sergi Roberto fichar por el otro equipo de Barça Legends, con sede en Miami, pero es un futbolista que siempre ha estado dispuesto a cumplir con lo que le exigía cada entrenador que tuvo.
Hoy jugarás de lateral, pues bueno, seré lateral. Se podrá criticar a Sergi Roberto por muchas deficiencias, pero nunca por el compromiso que ha tenido con el club de sus amores. Y mucho menos por haberse sacrificado tantas veces por cumplir con el Barça.