La gira está siendo movidita este año. No hay un show sorprendente y de tanta trascendencia como el verano de Neymar, pero en Can Barça no paran. Pese a la buena vida que respiran las fotos del presi, Joan Laporta, y su fiel equipo, el cuerpo técnico de Xavi está al borde del colapso: virus gástrico entre jugadores, campos impracticables que ponen en riesgo el físico y, para rematar, el caso Dembelé. "Un problema menos", piensan muchos pesos pesados desde dentro.
La verdad es que ni el mismo Xavi está tan preocupado como pintan, todo lo contrario. Y debemos reflexionar seriamente si el bombo que mediáticamente ciertos medios le están dando a su marcha es fidedigno a la realidad: "Que haga lo que le dé la gana, Dembelé". Es otra de las frases que corren entre los pasillos de esta gira.
Metafóricamente, Dembelé dará la confirmación de su final en Las Vegas, el templo del juego tras siete años y seis temporadas jugando con los azulgranas: falta de compromiso, mentalidad errante, cambios de humor y, no menos cierto, unos problemas físicos que no han compensado lo que se pagó por él y tampoco lo harán, saque lo que saque el club.
Pero mejor esto que marcharse libre la temporada que viene, total para volver a caer en alguna lesión random que le aparte cuando más se le necesite. El Mosquito vuelve a su país. Y, dicho sea de paso, se marchará del Barça. Un club que quiere postergar y vender valores que poco tienen que ver con el machismo y la misoginia que practica Dembelé en su ámbito privado, y con su mujer. Como decimos en Catalunya, bon vent i barca nova!