La camiseta conmemorativa del título de la Liga 2022-23 es la última incorporación al vasto catálogo de productos que el Barça ofrece en su tienda. Su precio de venta es de 29,99 euros. Y es que el club, por muy endeudado que esté, es una máquina de hacer dinero.

Solo con las camisetas del primer uniforme –incluida una zamarra firmada por toda la plantilla que se vende por 3.000 euros–, del segundo, del tercero y del cuarto tanto para hombres como para mujeres, niños y bebés, además de las prendas oficiales de las secciones, el precio de todo el catálogo azulgrana asciende a 10.116,08 euros. Una locura.

Si, además, se añaden todos los productos de entrenamiento, moda, regalos y accesorios la cifra asciende de forma considerable. Ahora bien, ¿es necesario? Lo hace el Barça y lo hacen todos los grandes clubes. Pero no, es evidente que no es necesario, y refleja una vez más lo absurdo que es el mundo en el que vivimos.

Para rizar el rizo, ni siquiera es necesario cambiar el diseño del uniforme cada temporada. Pero el mercado manda. Y si se hace este despliegue de diseño es porque tiene salida. Por lo tanto, a por ello, que hay que pagar un estadio y los salarios estratosféricos de una plantilla que debe volver a aspirar a todo el año que viene. Ya se sabe, en tiempos de vacas flacas especialmente hay que entretener al pueblo y darle alegrías.