Otro ridículo, uno más de un PSG que ya lleva infinitos en Europa y que nos ha vuelto a dejar constancia de que el dinero no puede comprar los títulos. O, al menos, aquellos que tienen otra dimensión como la Champions. Para ganar una competición como ésta necesitas algo más que cromos y el PSG no tiene más que eso. Las caras de Mbappé y Messi después de terminar el partido hablaban por sí solas. Derrotas como las del miércoles son las que hacen tambalear los cimientos del proyecto catarí, y que ponen en duda la continuidad de sus mejores jugadores. Sobre todo la de Messi.
El argentino debe decidir renovar o cambiar de aires y, después de una derrota como ésta, tengo la sensación de que a día de hoy Messi está un poco más lejos de París y un poco más cerca de Barcelona. Me niego a pensar que el argentino se marchará de la Champions por la puerta de atrás, me niego a pensar que Messi no volverá a jugar nunca más la máxima competición europea. No puede ser, su último baile con la orejona debe ser con la medalla de campeón por quinta vez y con la camiseta del Barça.
Las críticas y los críticos de siempre
¿Preocupa el Barça? Sí, pero hasta cierto punto porque también preocupa al Madrid que está nueve puntos por detrás en la Liga y está obligado a dar la vuelta a la eliminatoria de Copa en el Camp Nou. Todos los madridistas se cambiarían independientemente de cómo se juegue y cómo lleguen los resultados.
Aquí somos muy exigentes y siempre le encontramos alguna pega al equipo. La autocrítica es buena y siempre va bien para crecer pero tampoco nos volvamos locos. Sin Gavi, ni Pedri, ni Lewandowski, ni Dembelé el equipo tampoco pueda dar para mucho más. Antes de empezar a destriparlo todo, quizá deberíamos preguntarnos si esta plantilla tiene suficiente calidad y fondo de armario.
El Barça ha batido todos los registros defensivos pero mientras nuestro debate es el estilo o si el penalti ante el Valencia debería haberlo chutado Ferran o Ansu, en la capital se preguntan si serán capaces de ganar la Champions que les permita salvar una temporada que habían vendido como la del sextete.
Laporta, aprobado y gracias
Después de dos años al frente de la presidencia del Barça, a Joan Laporta creo que no se le podría poner más que un cinco o un seis en su gestión. Sabemos que la herencia era muy mala, que la situación era crítica pero sus mejoras tampoco han sido significativas ni han supuesto un giro radical para el club.
Ha habido muchas lagunas, se ha gastado mucho dinero, se han activado demasiadas palancas y el proyecto del Espai Barça no está del todo claro. Con parte del club hipotecado y dedicando, para mi gusto, demasiados esfuerzos a la Superliga Europea, sólo el proyecto deportivo puede salvarse sin olvidarnos de las debacles europeas durante dos temporadas consecutivas. Después de dos años al frente de la presidencia del Barça, de muchas ilusiones generadas y de pocos resultados conseguidos, Laporta solo se ha ganado un aprobado y gracias.