Ahora que ganamos, el modelo les parece bueno y no se cuestiona, pero tengan en cuenta que no se va a ganar siempre. Y entonces llegarán las dudas. Ese será el momento en el que habrá que confiar más que nunca en el modelo, porque la tentación para apartarse de él será muy fuerte”. Esta frase premonitoria no es de Nostradamus, sino de otro oráculo, en este caso del barcelonismo, que evidenció los peores temores de lo que podría acabar pasando al FC Barcelona, si no mantenía a los más fieles guardianes del estilo al frente del club. Pep Guardiola avanzó hace más de 10 años lo que lleva lastrando al club blaugrana: las dudas continuas al modelo.

Con cada derrota del FC Barcelona y por extensión de España, se cuestiona abiertamente el estilo de juego, que se dio a conocer mundialmente en el Mundial de Sudáfrica como el tiki taka. Diez años en los que se ha cuestionado abiertamente esta forma de jugar, germinada por el Dream Team de Johan Cruyff y sublimada por Guardiola.

Con la llegada de Xavi Hernández al banquillo el modelo vuelve a estar a salvo de injerencias y especuladores. No se cuestiona la forma de jugar, que se basa en un mantra irrenunciable: ‘El balón es un tesoro”. A partir de este dogma se desarrolla el resto de propuestas, en el que el juego de posición es la máxima expresión.

Evidentemente el fútbol avanza y el modelo necesita adaptarse a los tiempos nuevos, pero siempre con unos fundamentos sólidos y reconocibles: cuando se busca un jugador muy rápido, se recuerda que “nadie es más rápido que el balón” o cuando se sondea un jugador muy físico, se apunta que “el músculo más importante es la cabeza”.

Lamentablemente estos valores quedaron desvirtuados con la aparición de Pep Segura, proveniente de la escuela del Liverpool de Benítez, que desmanteló prácticamente toda la metodología del FC Barcelona, con Paco Seirul.lo y Joan Vilà como principales víctimas. Con Josep Maria Bartomeu como cómplice, el club empezó a fichar a jugadores físicos, repudiando el talento. El resultado fue desastroso a todos los niveles: la cantera empezó a priorizar los resultados a la formación. Con este regreso a la Edad Media del fútbol, el Barcelona se vio abocado a un terremoto interno, del que afortunadamente salió perdiendo Segura, que tuvo que abandonar el club por la puerta de atrás.

Como Pep Segura, siempre habrá aquellos detractores que busquen dinamitar el modelo, asegurando que ahora el fútbol es más físico y directo. Pero esos son los primeros en quedarse desnudos cuando los resultados no acompañan, porque detrás no tienen nada donde agarrarse.

Xavi ha cogido el relevo de sus maestros Cruyff y Guardiola, pero mezclándolo con otros técnicos que le han influido en su carrera, como Van Gaal, Rijkaard o Luis Aragonés. Evidentemente al amor por el balón es irrenunciable, pero ya no hay un sinfín de pases, sino que se busca el juego más directo con la presencia de dos extremos rápidos y desequilibrantes. El juego físico se traslada en la presión post pérdida, donde el equipo alcanza un nivel extenuante en sus momentos más álgidos.

Aunque el principal objetivo sigue siendo el mismo que escuchaba Xavi hace 30 años, cuando iba de la mano de su padre Joaquim a los entrenamientos de La Masia del cadete A, y Joan Vilà se le acercaba para darle siempre el mismo consejo: “El balón es nuestro tesoro”.