El Barça está en plena renovación del equipo y de su junta directiva. Y las tormentas te empapan si no te pillan bien preparado. El chaparrón de ayer era previsible. Contrariamente al discurso de algunos, creo que el problema no ha sido cargarse la herencia sino mantenerla demasiado tiempo. Iniesta lo dejó con 34 años, Xavi se marchó a los 35, Puyol tuvo que colgar las botas por una lesión y Valdés decidió irse. De esa generación, Busquets con 32, Piqué con 33, Alba con 32 y Messi con 34, se mantienen. Es evidente que más de uno ya no está para competir en partidos de máxima exigencia, como el de ayer frente al PSG. El Bayern estiró todo lo que pudo a Robben, Ribery, Rafinha, Arturo Viudal o Hummels y hace más de un par de años que inició un rejuvenecimiento de la plantilla apostando por un equipo jóven, compacto y compensado en todas sus líneas por encima de las individualidades. Y esta temporada ha conseguido el sextete.
El Barça está a medio camino de esa regeneración. El equipo venía creciendo y compitiendo mucho mejor pero sin ganar los partidos frente a rivales de entidad como Real Madrid, Atlético, Sevilla o Athletic club en la Supercopa por culpa de una defensa inconsistente. Se han puesto las bases de futuro apostando por la juventud de Araujo, De Jong, Pedri, Ansu Fati y Trincao que marcarán la próxima década del Barça pero todavía llevan los pañales puestos. El Barça, que necesita completar su renovación, lleva 5 años cayendo goleado en la Champions, son los mismos años que lleva sin fichar ni a un buen pivote defensivo, centrales ni a laterales de primera fila. Hace 4 años que llevamos reclamando un sustituto de Piqué, Busquets o Alba. Hay futbolistas, como Umtiti, Junior, Matheus o Braithwaite, que, en lugar de completarla, empeoran la plantilla. Y un equipo en plena transición no está para luchar en la Champions. Las palabras de Piqué tras el 8-2 están todavía plenamente vigentes: “El club necesita cambios de todo tipo, porque no es la primera vez que nos pasa esto, ni la segunda ni la tercera. Nadie es imprescindible, yo soy el primero que me ofrezco, si tiene que venir sangre nueva y cambiar esta dinámica soy el primero en irme, en dejarlo, porque creo que hemos tocado fondo”. Más claro, el agua.