Decepción mayúscula. La afición del Barça se marchó muy enfadada de Montjuïc. Su equipo fue zarandeado por un Girona que ya está a siete puntos. Con 800 millones menos de presupuesto, el club rojiblanco vivió su día de gloria en Barcelona y su euforia contrastó con la frustración de los culés, que pitaron a su equipo.
A Montjuïc suben los abonados más fieles del Barça y aficionados ocasionales, mayoritariamente turistas. La media de edad es más joven que en el Camp Nou y, hasta ahora, los hinchas se habían mostrado muy tolerantes con el mal juego del equipo. Su actitud complaciente, sin embargo, se desmoronó tras el tercer gol del Girona.
El Barça-Girona fue un partido intenso, presenciado por más de 42.000 espectadores. El equipo de Xavi tuvo momentos de lucidez, pero cometió errores de bulto en las dos porterías. La fragilidad defensiva es el gran problema del Barcelona, que recibe goles con mucha facilidad.
Hundimiento en la Liga
El Girona, con un gran despliegue ofensivo, con un contraataque letal, agravó las deficiencias de un Barça que se hunde en la Liga y sus aficionados estallaron con el 1-3.
Los culés pitaron a su equipo. En el tramo final descargaron su frustración, mientras los hinchas del Girona celebraban con olés cada pase de sus futbolistas. Y al final el marcador incluso pudo ser más abultado.
Temporada muy larga
Para el Girona, su primera victoria ante el Barça fue histórica. Para los barcelonistas fue un golpe muy duro. Demasiado. La Liga se complica demasiado y pocos creen en milagros. Laporta y Xavi saben que la temporada se les puedes hacer muy larga y que el malestar de los culés irá a más si no vislumbran una reacción inmediata. Mal asunto.