Terry Venables ha fallecido a los 80 años tras una larga enfermedad. Exfutbolista (Chelsea, Tottenham, QPR y Crystal Palace) y exentrenador de equipos como Crystal Palace, QPR, Tottenham y las selecciones de Inglaterra y Australia, en Barcelona se le recuerda con mucho cariño, pues con él a los mandos del primer equipo se rompió una racha de 11 años sin ganar la Liga.
Venables se sentó en el banquillo del Camp Nou entre 1984 y 1987 y, en su primera temporada, ganó el torneo de la regularidad (el primero de José Luis Núñez como presidente, por cierto). Además, clasificó al equipo para la final de la Copa de Europa de 1986, disputada en Sevilla y perdida en los penaltis ante el Steaua de Bucarest.
El personaje de James Hazell
Pero pocos conocen otra de las grandes pasiones de Venables: su faceta como escritor. La compaginaba con su profesión balompédica, aunque lo hacía con pseudónimo, el de P. B. Yuill. Un nombre que escondía, también, a otra persona: el escritor Gordon Williams. Entre ambos crearon las novelas de aventuras policíacas de James Hazell.
La relación entre Venables y Williams surgió por casualidad. Congeniaron, y de ahí salieron tres novelas (Me llamo James Hazell, Hazell y el timo de las tres cartas, Hazell y el bufón amenazador, traducidas al castellano cuando llegó al Barça) y una serie de televisión de 26 capítulos, rodada a principios de la década de 1970 y emitida por la inglesa ITV.
Escribieron a cuatro manos otra novela más aparte de la saga de Hazell, They used to play on grass, ya sin ocultarse bajo pseudónimos.
Agotados en las librerías
Y es que el fútbol no lo ocupaba todo en su vida. Cuando era joven, comentaba, le gustaba probar cosas, como escribir, aunque también grabó un disco. Algunos de sus cuentos terminaron en manos de Williams, y ahí empezó todo. La primera novela la terminaron en nueve meses. Cada uno se encargaba de un capítulo y, al final, repasaban el argumento. Fueron tres superventas. Se agotaron.
Hazell, reconocía Venables, tenía algo de él. Y viceversa. Asimismo, sus obras destacan por su escritura sencilla, pues los autores querían que el lector pudiera seguir sin problemas el relato y entender cada situación. El fútbol le quitó tiempo para desarrollar esa pasión, pero le dio otras muchas alegrías.